Justo ayer, 1 de enero, el Augusta National tenía previsto enviar por correo electrónico las condiciones para adquirir o renovar las entradas para el Masters de 2021. Obviamente, los destinatarios de ese mail eran los patronos, nombre que reciben los aficionados en Augusta, que ya había adquirido sus entradas para 2020 y que se quedaron colgados, primero por el aplazamiento del torneo de abril a noviembre y más tarde por la decisión de celebrarlo a puerta cerrada. En teoría, a partir del 1 de enero se sabría lo que cada uno debía hacer para renovar esas entradas y poder asistir al primer Grande del año.
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Sin embargo, ese correo electrónico no se ha enviado. En cambio, esta misma semana recibieron todos esos aficionados otro mail más inquietante y que hacer pensar en lo peor. Se les informó de que se retrasa el proceso para adquirir las entradas para el próximo Masters hasta finales de enero, casi un mes más tarde. Obviamente, este retraso se debe a la incertidumbre que planea aún sobre los grandes espectáculos y que obliga a ser cautos. Nadie se atreve a adelantar todavía si habrá público o no en el próximo Masters. Sin embargo, este retraso, aunque aún sea pronto, invita a ponernos en lo peor. No significa ya que vayamos a ver un Augusta de nuevo con las puertas cerradas al público en general, pero casi podemos aventurar que tampoco será una edición normal, por ejemplo, como la de 2019. Se hace difícil pensar en un Masters con una afluencia diaria en los días de torneo de entre 30.000 y 35.000 espectadores.
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El club sigue trabajando para intentar asegurar la entrada de al menos un número reducido de personas. Para ello se están estudiando diferentes posibilidades, entre ellas la de hacer pruebas a todos los espectadores antes de acceder a Augusta. Serían test de antígenos, cuyos resultados se pueden conocer en unos diez minutos. No elimina al ciento por ciento el riesgo de un posible brote, pero desde luego ayudaría a minimizar el impacto, siempre y cuando claro se pueda garantizar al mismo tiempo la distancia de seguridad y el uso de mascarillas. La llegada de la vacuna es un soplo de aire fresco para este tipo de acontecimientos, pero aún queda mucho tiempo por delante para que sea recibida por la suficiente población que permita una cierta tranquilidad.
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Así las cosas, de momento toca incertidumbre con el Masters de Augusta y la posibilidad de que acceda público.
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