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El último medio siglo de ‘majors’ y unas conclusiones impactantes

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Arnold Palmer celebra su victoria en el US Open de 1960. © USGA

¿En qué momento existió una conciencia plena y práctica de que los ‘majors’ eran ‘majors’ y todos los consideraban como tal a todos los efectos? Es una pregunta recurrente entre los más fanáticos del golf y su historia. Y de muy complicada respuesta, entre otras cosas porque no existe esa línea roja en el tiempo que sitúe de manera diáfana el antes y el después.

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Sí se pueden establecer los albores de dicha conciencia. Nos situamos en 1960. Aquel año Arnold Palmer había ganado ya el Masters y el US Open y durante el viaje a St. Andrews, donde iba a participar por primera vez en el Open Championship, justo en el año del centenario de este torneo, hizo unas declaraciones muy significativas, en las que revelaba el objetivo de ganar “su particular Grand Slam” imponiéndose también en los otros dos torneos ‘majors’ del año, el Open Championship y el PGA.

Digamos que este suceso indica que ya existía cierto consenso entre los mejores jugadores acerca de cuáles eran las grandes citas del calendario anual, aunque debe apuntarse algo muy importante: el Open Championship, en aquel año 1960, todavía no entraba en los planes de los mejores jugadores americanos, que en su gran mayoría habían dejado de cruzar el charco para disputarlo desde mediados de los años treinta, con sólo alguna aparición estelar, pero muy puntual, como la de Ben Hogan en 1953 (acudió por primera vez, ganó y no volvió a jugarlo).

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De hecho, fue aquella primera participación de Palmer en 1960 la que reabrió el interés de manera gradual: aquel año sólo jugaron cuatro estadounidenses en St. Andrews, pero paulatinamente, durante esa década, se fueron añadiendo más (Jack Nicklaus se estrenó en 1962 y no dejaría de acudir a la cita de manera ininterrumpida hasta 1997). De los cuatro americanos que jugaron en 1960 se pasó a nueve en 1965, que ya eran once en 1968 y doce en 1969… Hasta que llega la gran eclosión en 1970, edición del British en la que de golpe y porrazo se juntaron 23 norteamericanos, entre los que se encontraban los mejores del momento.

Jack Nicklaus en el Open Championship de 1970.
Jack Nicklaus en el Open Championship de 1970.

 

Digamos, por tanto, que es a partir de 1970 cuando ya no queda ninguna duda de qué y cuáles eran los ‘majors’, al menos desde el punto de vista del golf estadounidense, auténtico núcleo duro del golf de élite mundial ya entonces, porque todavía tardarían algo más de tiempo el US Open y el PGA en convertirse a su vez en cita obligada de los mejores europeos. Un ejemplo al respecto: Seve Ballesteros, auténtica estrella del golf europeo desde mediados de los setenta, se estrenó en el US Open en 1978 y no jugó su primer PGA hasta 1981.

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Con el tiempo, como era lógico, legítimo y hasta justo y necesario, se ha rebobinado y considerado a todos los ‘majors’ como tales desde sus orígenes. Sea como sea, en este 2020 que se despide se han cumplido los últimos cincuenta años, medio siglo, desde aquel 1970 que hemos situado como un momento definitivo en la historia de los Grandes, un espléndido y redondo momento para realizar un balance con un enfoque muy particular.

Hemos analizado los 203 ‘majors’ que se han disputado desde entonces (1970-2020) para tratar de hacer ver una vez más la importancia de las primeras jornadas… Y las conclusiones al respecto son verdaderamente impactantes. Si ya ha quedado demostrada la importancia de un comienzo notable, resulta que en los ‘majors’ aún es mayor y decisiva. Aquí va una batería de datos al respecto.

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Antes de entrar en la materia señalada, y ya que hablábamos de la supremacía absoluta del golf norteamericano, recordemos que en estos últimos cincuenta años de la historia de los Grandes la bandera de las barras y estrellas suma 132 victorias de un total de 203 (65,02 por ciento). O lo que es lo mismo: el golf estadounidense prácticamente se ha llevado en este tiempo dos de cada tres ‘majors’, que ya está bien.

Nick Price, ganador del Open Championship 1994.
Nick Price, ganador del Open Championship 1994.

 

En este medio siglo, además, hubo seis años en los que los estadounidenses hicieron pleno, apuntándose los cuatro majors de la temporada. Serían siete si contásemos este año 2020, donde también han hecho pleno de tres (Morikawa, DeChambeau y Dustin Johnson), puesto que el Open Championship no se ha jugado. Eso sí, el último pleno de cuatro data del año 1982. Desde 1970, además, tan solo hubo un año en el que el golf estadounidense se quedara en blanco. Ocurrió en 1994, cuando Olazábal ganó el Masters, Ernie Els el US Open y Nick Price el British y el PGA.

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Y ahora sí, entremos en materia. En estos cincuenta últimos años de historia de los Grandes, el ganador salió del líder (o un colíder) de la primera jornada en 38 ocasiones de un total de 203, lo que nos lleva a un sorprendente porcentaje de casi el veinte por ciento (18,71).

En 64 ocasiones el ganador final salió del top 3 de la primera ronda, esto es, en casi un tercio del total (31,52 por ciento).

En 93 ocasiones el ganador final salió del top 5 del primer día de competición, lo que nos lleva a un impactante 45,81 por ciento.

En 130 ocasiones el ganador final salió del top ten de la primera jornada (64,03 por ciento), casi dos tercios del total. Quiere ello decir que si no estás entre los diez primeros el jueves en una semana de Grande, tus opciones se han reducido mucho más de lo que normalmente se piensa. Además, en un 74,38 por ciento de las veces (151/203) el ganador final salió del top 15 del primer día…

Desde luego, si no estás dentro del top 25 en la primera ronda, casi puedes irte despidiendo, puesto que el ganador final salió de allí en 178 ocasiones de ese total de 203, lo que nos lleva a un imponente registro de casi el noventa por ciento (87,68).

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Por tanto, en medio siglo y en 203 Grandes disputados, sólo en 25 ocasiones el ganador se había situado más allá del puesto 25º en la primera jornada. Y sólo en cuatro ocasiones (1,97 por ciento) el triunfador final estaba situado más allá del puesto 50º el primer día.

Se puede concretar un poco más. En el Masters y el Open Championship la ‘regla del top 25’ alcanza niveles ya de locura. En este medio siglo 48 de los 51 ganadores del Masters salieron del top 25 del jueves, lo que nos lleva a un impactante porcentaje del 94,11. Y el Open no se queda muy atrás, pues 46 de sus 50 ganadores salieron de dicho top 25 de la primera jornada (92 por ciento).

De hecho, en estos cincuenta años, nadie ha ganado el Masters viniendo desde más allá del puesto 33º en la primera ronda, que es el que ocupaba Tiger Woods cuando venció en la edición de 2005.

El US Open y el PGA han sido los dos Grandes más propensos a las grandes remontadas, dentro del escaso margen ya señalado. Así, en ambos torneos ha ocurrido siete veces en este medio siglo que el ganador viniera desde más allá del top 25 de la primera jornada. El caso del PGA es aún más curioso, puesto que tres de estas siete remontadas se han dado en los últimos cuatro años: Justin Thomas ganaba en 2017 después de cerrar la primera vuelta en el puesto 44º; Brooks Koepka lo hacía en 2018 desde el puesto 33º; y Collin Morikawa lo conseguía este año también desde el puesto 33º.

La mayor remontada de este medio siglo la protagonizó Payne Stewart en el PGA de 1989: después de la primera ronda marchaba en el puesto 77º y a ocho golpes del liderato. Steve Jones, en el US Open de 1996 marchaba en el puesto 84º tras la primera jornada, pero a siete golpes de la cabeza. En todo este tiempo, nadie tuvo que remontar para ganar más de ocho golpes tras la primera jornada (John Mahaffey, en el PGA de 1978 remontó ocho golpes, como Stewart, pero viniendo del puesto 51º).

Payne Stewart celebrando su victoria en el PGA Championship de 1989.
Payne Stewart celebrando su victoria en el PGA Championship de 1989.

 

Finalizamos con un pequeño Expediente X, una anécdota para los amigos de la cábala, aunque no deja de resultar misteriosa. En 38 ocasiones, como ya ha quedado dicho, ganó el major en cuestión el líder tras la primera ronda; en 20 ocasiones ganó un segundo clasificado; en 16 ocasiones ganó aquel que venía de un cuarto puesto tras la primera vuelta; en 13 ocasiones lo hizo un quinto… Lo increíble es que sólo en seis ocasiones ganó un tercer clasificado tras la primera ronda. Cosas que pasan.

Señores, el jueves ya hay que salir con las pilas bien cargadas

Concluyamos subrayando la idea principal: el ganador de cualquier torneo normalmente lo hace bien o muy bien ya desde el primer día de competición, pero en el sentir general de jugadores, entrenadores, analistas, periodistas y aficionados suele darse, por el contrario, un margen mayor a la recuperación del que verdaderamente existe, sobre todo en los Grandes, y este es precisamente el pequeño gran matiz que se pretende demostrar: en realidad, una vez disputada la primera jornada, los fríos números dictan que en torno a un ochenta por ciento de los participantes (todos los que no entran dentro del top 25) están ya prácticamente fuera de juego en la lucha por la victoria. ¿Hay excepciones? Por supuesto, tal y como ha quedado explicado. Pero son eso: excepciones que confirman la regla.