No ha habido manera. Rachas de más de sesenta kilómetros por hora han impedido que el Madeira Islands Open haya siquiera arrancado. El circuito europeo, avisado por las previsiones, había dejado la hierba de los greenes prácticamente sin segar durante los dos últimos días, pero ni por esas. A la hora de la verdad, durante toda la mañana y pasado el mediodía las rachas apenas han remitido y el juego se ha hecho imposible.
La buena noticia es que mañana, viernes, se espera que baje drásticamente la intensidad del viento, aunque no por ello van a librarse los jugadores de la acción de la madre naturaleza, puesto que se espera lluvia. De momento, ya hay una decisión tomada: el torneo se disputará a 54 hoyos, produciéndose el corte después de las dos primeras rondas.
Como se recordará, el año pasado el torneo se disputó a 36 hoyos, en aquel caso por culpa de una persistente niebla. Fue además la edición de infausto recuerdo en la que Iain McGregor, caddie de Alistair Forsyth, fallecía en el campo a causa de un infarto.
