Hace poco más de un año Oliver Fisher se convertía en hombre récord al firmar el primer 59 de la historia del circuito europeo. Lo conseguía en la segunda jornada del Portugal Masters y gracias a semejante registro, además, se aupaba hasta el coliderato del torneo con un acumulado de -12. Hoy, después de la segunda ronda, el inglés, eterna promesa del golf europeo, de nuevo encabeza la clasificación del Portugal Masters y lo hace con el mismo acumulado de -12, aunque esta vez marcha líder en solitario. Qué cosas pasan.
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Y el caso es que Fisher no anda sobrado este año. Obtuvo un quinto puesto en Malasia hace un montón de meses, pero después ni siquiera había vuelto a rozar un solo top ten. En Vilamoura, sin embargo, se mantiene vivo el hechizo entre el jugador y el Dom Pedro Victoria Golf Course, aunque puestos a elegir, seguro que el inglés se queda con la línea que lleva esta semana. Nada resulta más valioso para un profesional que la consistencia en la excelencia: aquel 59 no dejó de ser un terremoto aislado (el resto de los días no bajó de 69 golpes) y esta semana encadena ya sendas tarjetas de 65.
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Ojo por tanto con este jugador, aunque no gane desde el año 2011 (sólo atesora un triunfo en el circuito europeo), y mucho ojo también con la historia de este torneo: se han jugado doce ediciones hasta la fecha y se cuentan seis triunfos ingleses. Les va el frango a la brasa que tanto abunda por estos lares (y a quién no, debería añadirse).
Un necesario fogonazo de esperanza y autoestima
Junto a Oliver Fisher ha jugado estos dos primeros días otro que tampoco llegaba sobrado a la cita lusa, Gonzalo Fernández Castaño (-5). Su guerra, de momento, ha sido otra, pero el madrileño ha dado la talla y mantiene abierto el abanico de las mejores expectativas. Hoy, como el jueves, arrancaba en negativo, con un bogey en el primer hoyo. Tocaba remar de nuevo. Y pasar página. Y tirar de oficio. Su juego va y viene, aunque va más que viene, porque guarda ya esta semana una interesante colección de excelentes disparos. Está a siete golpes del exigente liderato, es cierto, pero sólo a dos o tres de su primer objetivo, que es meterse entre los ocho o nueve primeros para alcanzar una plaza entre los 116 mejores de la Race y salvar los derechos de juego completos.
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Su actitud, en todo caso, transmite tantas ganas de pelea como serenidad, seguramente la mejor de las combinaciones en situaciones inciertas.
