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Entrevista | Cuenta a Tengolf Las claves de su éxito y las lecciones que ha aprendido para el European Tour

PEP, ¿Y AHORA QUÉ?

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«Aún estoy intentando asimilar lo que hemos conseguido». Han pasado 48 horas desde que Pep Anglés es nuevo jugador del European Tour. Muchas emociones concentradas en una sola semana. Demasiadas, quizá. El joven golfista español (Sant Andreu de Llavaneres, 1993) está recién aterrizado en casa tras disputar la Final del Challenge Tour en Omán.

También ha vuelto a conectarse al móvil. Durante una semana ha sido un muerto digital: ni whatsapp, ni sms, ni llamadas, ni skype, ni facetime, ni Twitter, ni Facebook, ni Instagram. Nada. ¿Parece imposible, verdad? El desafío lo requería. «Llevaba seis semanas seguidas compitiendo y estaba muy desgastado mentalmente. No quería que nada me despistara. Ni siquiera he llamado a mis padres en toda la semana. Tomé esa decisión», asegura a Tengolf con una mezcla de satisfacción y felicidad por el sueño cumplido.

Anglés charla sobre la temporada, empezando en Kenia, donde viajó siendo reserva y se quedó sin jugar. Estuvo allí toda la semana entrenando. Eso fue hace ocho meses, aunque parece que haya pasado un siglo. Ha sido una temporada de aprendizaje exprés, rápido y a presión. Cada experiencia suma y más en la cabeza de un jugador analítico que todo lo procesa y asimila. Una charla intensa.


Cómo se afronta una semana en la que te lo juegas todo a una carta…

«El truco tanto la semana pasada como en las dos o tres anteriores es quitarte de la cabeza que es la última y afrontarla como si fuera la primera del año. Todos sabemos que importa más porque no hay margen después y parece que tiene el doble de trascendencia, pero el truco es darle la misma importancia que cuando arrancó el año. Hacer lo mismo, los mismos procesos, las mismas rutinas y, en definitiva, hacer lo que mejor sabemos hacer: jugar al golf. No hay que hacer nada extra. Eso sí, una estás en el campo, siendo la primera vez que me enfrento a una situación así, a una Final, con la tarjeta del European Tour en juego, es innegable que se te pasan muchas cosas por la cabeza».

Así diseñó el plan para la Final…

«Cuando te plantas en la última jornada del torneo, llegas al 18 y necesitas hacer par… se te pasan muchas cosas por la cabeza. Lo que intenté desde el principio y así lo hablé con Jordi fue llevar a cabo un plan de juego más conservador de lo normal. No necesitábamos hacer nada especial, nos valía con un buen resultado, un top 15 o top 20. Pero claro, no ha sido fácil. Mi plan de juego habitual es muy agresivo y me había salido bien, pero a veces es demasiado salvaje y por eso intentamos crear una estrategia donde nos creáramos una oportunidad de birdie en cada hoyo sin necesidad de arriesgar. El problema es que ese estilo de juego a mí me incomoda, me gusta jugar muy agresivo y ese plan no me deja ser yo mismo. Ha sido una semana dura, pero ha salido bien».

Su ejercicio para no pensar a cada instante lo que estaba en juego…

«Como siempre he dicho tengo un régimen mental complejo. Pienso mucho y consumo un poco más en ese aspecto. Esto era un hándicap, no tanto por el hecho de estar sometidos a tanta presión, como por jugar la sexta semana consecutiva. Físicamente no tenía problemas, pero mentalmente estaba desgastado. Sabía que a la que me despistara me podía salir fácil del proceso y empezar a pensar en lo que no quería, en las consecuencias, en el resultado, en el y si…, y si… Lo que intenté fue centrarme en estar ocupado mentalmente. Hablé mucho con mi caddie entre golpe y golpe con el objetivo de mantener la mente ocupada. Quería pensar sólo en las rutinas y en los procesos mentales y no prestar atención a las consecuencias de esa semana».

Viajemos en el tiempo a Kenia. Fuiste y no pudiste jugar. De qué manera afectó aquello al resto de la temporada…

«Si algo he aprendido esta temporada es que empecé con un poco de ansiedad. No voy a decir que lo Kenia estuvo mal, porque lo volvería a hacer, pero sí es cierto que tenía ansiedad, quería sacarme la tarjeta antes de jugar, estaba muy preocupado de lo que podía pasar y eso me causaba estrés. Al final, a través del trabajo mental que hago de manera constante iba solventando las cosas y llegué a la conclusión de que si trabajas bien, paciente y relajado, las cosas salen».

¿Cuando empezó la temporada la tarjeta era una un objetivo?

«Siempre lo digo. Nunca he tenido expectativas. Realmente, todo lo que me planteo es a muy corto plazo y cosas que pueda controlar. Mi única expectativa es entrenar al ciento por ciento para estar lo mejor preparado posible. Eso es lo único que controlo, lo demás… Ni puedo saber dónde va a acabar una bola, ni lo que hagan los demás. Ganar un torneo es una casualidad. Lo importante es estar ahí arriba, con opciones. Cuantas más veces, más posibilidades habrá de que suceda esa casualidad.

La influencia del éxito de un compañero y amigo de generación como Jon Rahm…

No sé si me favorece o no, pero nunca he sido un jugador que me haya fijado en lo que hacen los demás. Tengo muchísimo respeto por lo que ha hecho Jon, tanto el año pasado como éste. Es espectacular. Pero insisto en que me centro en lo que yo puedo controlar y nunca me he fijado en lo que otros pueden alcanzar».

Las claves del éxito en el Challenge…

«Pues basado en mi historial como jugador la estadística dice que cuando hago un mal hoyo o un mal torneo recupero muy rápido. Es lo que se llama en inglés ‘bounce back’ o capacidad de recuperación. He fallado unos cuantos cortes este año y después he vuelto y he jugado muy bien. Intento aprender mucho de lo que hemos hecho mal, de donde hemos fallado golpes. Diría que los momentos cruciales de la temporada son cuando más hemos fallado y no nos han salido las cosas, ya que a partir de ahí hemos analizado lo que estábamos haciendo mal y hemos mejorado. En este sentido, algo que yo creo que hago muy bien es que cuando las cosas no salen bien, en lugar de forzar para que salgan, me relajo más, me suelto y dejo que fluya todo más. Parece que tuviera que ser al revés, pero no».

Dos momentos claves en la vuelta del último día de la Final del Challenge…

«Después de hacer dos bogeys en los hoyos 10 y 11 y no sacar el birdie en el 12 fue un momento complicado. Ahí, cuando íbamos para el 13, le dije a mi caddie: tranquilo que todo va a salir como nos merecemos, tranquilo. En ningún momento dejé de creer en mi juego y siempre estuve convencido de que todo iba a salir como yo pensaba. Esa fue una de las claves.

La otra más concreta fue en el 14. Teníamos un chip desde fuera de green y le dije a mi caddie que aguantara la bandera porque veía que la podía meter. En ese momento era difícil creer, pero yo jamás dejé de pensar en que todo iba a salir bien. Los últimos hoyos fueron una brutalidad. No sabía nada porque no había mirado pizarras en toda la semana. Simplemente, me centré en hacer mi juego».

Dos cosas concretas que ha aprendido y que aplicará en el European Tour…

«Hemos aprendido muchas cosas pero dos detalles importantes son que tenemos que hacer una inversión en un medidor de distancia profesional. El 90 por ciento de los jugadores tienen una estadística brutal de 130-120 metros para abajo. Nosotros somos buenos pero hay mucho margen de mejora y siempe lo va a haber. Es una de las partes que voy a trabajar más. A los mejores del Challenge siempre los veías con el maletín en el campo de prácticas. Es la primera inversión que vamos a hacer.

Y la segunda es que hemos detectado una estadística muy importante a la que quizá le gente no le presta tanta importancia: el resultado de un hoyo cuando juegas desde el rough. Hemos visto que los mejores del PGA Tour y los mejores del mundo son líderes en resultado cuando la bola está en el rough. Nosotros no tenemos muy buenos números en esta parcela, tenemos un poco de descontrol y lo quiero trabajar».

Calendario del próximo año…

«Me tengo que sentar y estudiarlo. Acabo de llegar. Sí tengo claro que prefiero poco y de calidad. No creo que caiga en el posible error de jugar todo lo posible. Voy a hacer un análisis de qué campos me vienen mejor y así iré decidiendo. Dentro de lo que tengo, lo menos posible. Algo sí puedo adelantar ya: empezaré con el primer torneo en Sudáfrica: el Alfred Dunhill Championship.