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Rafa Cabrera Bello y el arte del entrenamiento eficiente

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Rafa Cabrera Bello durante el pro-am del Saudi International. © Golffile | Thos Caffrey
Rafa Cabrera Bello durante el pro-am del Saudi International. © Golffile | Thos Caffrey

Para llegar a donde ha llegado Rafa Cabrera Bello a lo largo de su carrera y, sobre todo, para mantenerse en ciertas cotas de excelencia, como él ha hecho y viene haciendo sobre todo durante el último lustro, hace falta una cantidad de horas de trabajo más que notable. Digamos que esto es un principio fundamental. Un axioma, si se quiere. Dicho mal y pronto: la dedicación plena a cualquier actividad incluye en la factura horas y horas de trabajo.

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Pero, a partir de cierto listón mínimo que debemos dar por hecho, hay maneras y maneras de hacer las cosas. Si algo ha caracterizado también al canario es el sentido común y la inteligencia a la hora de programar y llevar a cabo las sesiones de trabajo. Hay cientos de cubos de bolas en la calle de prácticas que un profesional, no sólo puede, sino que hasta debe ahorrarse si de verdad pretende ser eficiente. Lo normal, no obstante, es que cada cual vaya sacando sus propias conclusiones al respecto a través de un periodo de aprendizaje. “Cuando tenía 23 años a lo mejor daba cientos de bolas en una sola sesión. Ahora es muy difícil que me veas haciéndolo. Si después de 150 bolas, por decir un número, no has encontrado lo que buscabas o una buena sensación, muy raro será que lo encuentres pegando otras 150 más, al menos esa es mi experiencia”, explica el jugador.

¿Qué hacer, entonces, en tal situación? Rafa, de entrada, aporta un remedio muy específico como ‘analgésico’: “en esos momentos de ofuscación yo lo que hago muchas veces es dejar de dar bolas e irme a practicar el juego corto y el putt para desengrasar”.

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Además, el español prefiere normalmente trabajar en el campo. En semanas de entrenamiento entre torneos, bien sea en casa o donde le toque, es habitual verlo salir a jugar prontito 18 hoyos. Y después, si acaso unas cien bolas en el campo de prácticas. “Me gusta salir a jugar el campo, trabajar en situaciones que recuerdan más la competición. A lo mejor en un tee pego cinco drives, eso sí, y en el siguiente sólo uno”. Aunque Rafa también reconoce que este tipo de entrenamiento le sale más fácil cuando siente que está pegando bien a la bola, porque de otro modo “se puede hacer demasiado cuesta arriba o frustrante”.

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Otra idea muy importante que recalca Cabrera Bello en la búsqueda de la eficiencia es acudir a dar bolas con una idea muy clara de lo que tienes que hacer, normalmente convenida con el entrenador. “Cuando no estoy pegando bien, en vez de dar mil bolas buscando algo yo sólo, prefiero cortar y, por ejemplo, mandarle un video a mi entrenador y, con lo que me diga, algo muy concreto, volver al día siguiente”.

El canario lleva muchos años bajo la supervisión de David Leadbetter, con quien por cierto se vio en Dubai antes del inicio de la Gira del Desierto, y también esta semana, aquí en Arabia Saudí. Lo normal es que jugador y entrenador se encuentren para trabajar durante unos días en torno a diez o doce ocasiones a lo largo del año.

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Por último, y más como principio general de comportamiento, Rafa ha entendido con los años que “hay que aprender a dejar las grandes alarmas apagadas y quietecitas. Por muy mal que estés pegando a la bola o que sientas el swing, hay que torear ese estrés siendo consciente de que es imposible que se te haya olvidado jugar al golf. Por decirlo de una manera, hay que ir dejando que tu swing regrese, en vez de salir a buscarlo desesperadamente. Porque además la confianza se va ganando en las sesiones de entrenamiento, pero se reafirma y de verdad se consigue mientras se compite”.