Saliendo del green del hoyo 15 Sergio García (-6) se había metido de lleno en la pelea por un puesto en los últimos partidos del sábado en el Portugal Masters y, en consecuencia, por la victoria. Venía con un acumulado de nueve menos y todavía le quedaba un par 5 por jugar, el del hoyo 17…
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Pero ya se sabe que el cuento de la lechera tampoco suele acabar bien aplicado al golf y el de Borriol terminaba con tres bogeys consecutivos y se alejaba mucho de la cabeza del torneo. ¿Hay que descartarlo para el triunfo? Seguramente su única opción pasa por firmar en la tercera ronda un resultado muy bajo, así que mejor esperemos a ver qué sucede, porque está más que demostrado que al Dom Pedro Victoria Golf Course se le puede hacer un descosido serio en cuanto que se alineen tres o cuatro detalles.
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Y es que el juego del español ha merecido un poco más, sobre todo en esta segunda ronda que estaba tejiendo con paciencia y sin rascar ni un solo bonus de esos que relanzan el ‘score’ y las expectativas. Justo cuando parecía coger carrerilla (birdies casi dados en los hoyos 14 y 15), un mal swing en el tee del 16 abría la caja de Pandora: desde una posición de extrema dificultad se sacaba un approach sobresaliente y a continuación tiraba un buen putt y la bola regateaba al hoyo con una corbata puñetera…
Campillo tiene razón, pero no toda la razón…
La buena noticia, más allá del resultado, es la lectura positiva que hacía Sergio nada más acabar la vuelta. Mientras él vea la botella medio llena, como así es, más opciones tendrá de regresar a la zona caliente de la clasificación y, sobre todo, mejor le viene al equipo europeo de la Ryder.
