El 5 de septiembre de 2010 aún había españoles que cada día se levantaban de la cama frotándose varias veces los ojos y pellizcándose, preguntándose si lo del Mundial de fútbol de Sudáfrica realmente había pasado. Si, en efecto, Iniesta de mi vida había metido el balón en la jaula de Stekelenburg y España, al fin, se había proclamado campeona del mundo.
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Aquel día, ese 5 de septiembre, hubo otros muchos que se frotaron los ojos y se pellizcaron frente al televisor a eso de las cinco menos cuarto de la tarde, hora peninsular española. Pero aquello ya no era fútbol, estábamos hablando de golf. Al otro lado estaba un hombre de coleta rojiza que había conseguido una victoria más, sí, una victoria más en el European Tour.
Aquella tarde en Crans Montana, Suiza, Miguel Ángel Jiménez levantó el Omega European Masters, su título número 18 en el Circuito Europeo. Se hacía mayor de edad a todos los efectos. Era, cuidado, su tercer triunfo de la temporada después del conseguido en Dubai y Francia. Otro año para enmarcar. Directo a la Ryder Cup de Gales.
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Jiménez venció con una autoridad extraordinaria. La clave fue la segunda ronda, donde entregó un prodigioso 61, con seis birdies y dos eagles. Venció con tres golpes de ventaja sobre Edoardo Molinari y cinco sobre Matteo Manassero. El malagueño fue una auténtica apisonadora al pie de los Alpes.
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Así lo contamos en Ten Golf en 2010:
