Una cosa es que Nacho Elvira (-6) se encuentre cómodo con el nuevo driver que está estrenando esta semana, y otra muy distinta (y más seria) rematar la jornada con un drive monumental desde el tee del hoyo 9, con viento en contra, y mandar la bola al centro de la calle y a más de 290 metros…
Lo primero, encontrarse a gusto con la nueva herramienta, es positivo. Lo segundo, atizar de ese modo, es sencillamente superior, porque además Nacho diseñaba un golpe concreto, más bajo y penetrante, y lo ejecutaba tal cual. No deja de ser una anécdota puntual, no vayamos ahora a elevar al cántabro al pináculo de los bombarderos (y a exigirle como tal), pero no deja de ser una señal sobresaliente.
Cuando Hatton entra en combustión casi es mejor apartarse…
Como quiera que la bocina de suspensión por falta de luz ya había sonado cuando el partido echaba a andar desde el tee, Elvira prefería no realizar el disparo a green. Mañana sábado, a las 7,30 de la mañana, arrancará con un tiro franco, a unos 115 metros de la bandera y con un pitching wedge en las manos.
Hasta ese punto, los ocho hoyos y medio que le había dado tiempo a jugar fueron una prolongación de su primera ronda: juego bajo control, muy estable y potente desde el tee, buenos hierros, escasos errores y ninguno realmente grosero… Y un putt de uno dos metros y medio para salvar un par muy bueno en el hoyo 5, donde sí se había complicado un poco más la vida tras fallar la salida. Sereno y con una actitud inmejorable, aunque ciertamente cueste siempre menos cuando el juego acompaña casi hoyo tras hoyo.
Arnaus aplica un método más científico en los greenes
Irse a cenar y luego acostarse en el grupo de los -6, en sexta posición y a un solo golpe de la segunda plaza (lo de Hatton, líder con -12, es por el momento de otra dimensión), asegura una noche plácida, un sueño profundo y reparador. Ahí, en el mismo escalafón de la tabla se encuentra Rafa Cabrera Bello (-6) después de saldar un parcial de -1 en los diez hoyos que le ha dado tiempo a jugar. Tampoco va a dormir nada mal el canario, que además arrancará mañana con un putt de birdie de unos seis metros en el hoyo 11.
Pavan cae con honor y las botas puestas
Rafa tampoco ha sufrido demasiado, más bien lo contrario. Sigue sumando hoyos de competición dentro de esa dinámica positiva con la que ha arrancado el año, tan distinta a la de 2020, y aunque el trecho recorrido es todavía demasiado corto como para marcar o establecer una tendencia, por algún lado y de alguna manera había que empezar. Está bien que sea aquí, en Abu Dhabi, y en un torneo de las Rolex Series.
