Nadie ha podido ganarle la partida a Valderrama, pero John Catlin (+2) se la ha ganado a todos los demás con una ronda final de 75 golpes, que se dice pronto. El estadounidense, de este modo, da un giro de 180 grados a su carrera, pues no sólo ha ganado por primera vez en el circuito europeo, sino que además lo ha hecho en un escenario exigente y de gran prestigio, lo que sin duda ayudará a reforzar todavía más su confianza.
Una retahíla de fatiguitas y pesares
En honor a la verdad, tampoco se puede decir que Catlin haya tenido bajo control el desenlace del torneo. Es cierto que ha evitado los errores gruesos, y de hecho ha cerrado los 72 hoyos sin un solo doble bogey, casi una proeza en un Valderrama ventoso y de greenes tan duros; pero también lo es que ha ganado sin hacer un solo birdie en la última ronda. Además, en la recta final, donde de verdad se decide todo, parecía estar un paso por detrás de Martin Kaymer (+3), o mejor dicho, ligeramente a merced de los aciertos o errores del alemán.
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Así las cosas, el teutón se fabricaba dos excelentes opciones de birdie en los hoyos 16 y 17, como hacen los grandes campeones para apretar la soga al resto de candidatos, pero primero, en el 16, erraba un putt de birdie de dos metros y acto seguido, en el 17, otro más desde un metro y medio… Aire para Catlin.
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En ningún momento, quede claro, se ha visto al norteamericano desmadejado o superado por las circunstancias, pero Kaymer sí le había ganado la posición ‘debajo del aro’ poco a poco, hoyo a hoyo, a pesar incluso del abrupto doble bogey que se apuntaba el germano en el hoyo 9.
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Una vez más iba a decidir el temible 18 de Valderrama, donde la salida desde el tee es prácticamente decisiva. Y desde allí, el golpe del estadounidense era mejor que el del alemán. Luego, Kaymer no iba a estar tampoco muy inspirado desde la arena, a la vera del green, y su aprochito final en busca de un par desesperado que lo llevara al desempate iba a dejar la bola asomada al hoyo… Se puede ganar o perder, pero el golf ha sido cruel con Kaymer.
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No es Catlin un recién llegado al golf profesional ni un niño prodigio. Anda cerca de cumplir los treinta y ha tenido que fajarse duro en Asia para hacerse con un nombre y un palmarés. Por todo ello, y en vista del salto de calidad que ha cristalizado esta semana, será muy interesante seguir su trayectoria a partir de ahora. Comprobar dónde está realmente su techo. En cuanto a Kaymer… Va a tener que seguir esperando para volver a cantar victoria, pero lo razonable es pensar que ocurrirá más pronto que tarde, pues lleva tiempo avisando. Seguro que a Padraig Harrington, capitán europeo de la Ryder, no le importa nada en absoluto que un jugador de su talla haya recuperado las mejores sensaciones.