Seguro que muchos de nuestros lectores podrán intuir que el Masters es una auténtica cuestión de estado para los vecinos de Augusta, pero es probable que muchos no sepan hasta qué punto puede llegar. Resulta obvio que hoteles, restaurantes, bares, tiendas y demás comercios hacen su auténtico agosto durante la segunda semana de abril. No son pocos los que viven todo el año de los ingresos de esos días, pero esto es solo la superficie. El Masters es un negocio redondo y está metido hasta el tuétano de los que viven en sus alrededores.
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El mejor ejemplo de su influencia tiene que ver con los niños y su calendario escolar. Cada semana de Masters es fiesta en el condado de Richmond, donde se ubica Augusta. Este abril no pudo ser, pero ya se ha decretado oficialmente que no habrá clases del 9 al 15 de noviembre, la nueva semana en la que ha quedado ubicado el Masters una vez tuvo que aplazarse por culpa de la pandemia del coronavirus.
Y ustedes pensarán, buen detalle, dan vacaciones a los niños para que puedan acudir en directo a ver el Masters o reunirse con amigos del pueblo para no perder detalle por televisión. Pues no, no crean. Ese no es el motivo principal. La primera razón es que muchos de ellos ejercen de voluntarios esa semana, tanto del Masters como de todo lo que se genera a su alrededor. Y otro de los motivos tiene que ver con el negocio puro y duro. Los políticos son conscientes de la actividad económica que se genera alrededor del Masters y toman las medidas oportunas para que sus vecinos se pueda beneficiar. Así, dando vacaciones a los niños, así como en numerosos trabajos que no dependen directamente del Masters, dan la posibilidad de muchas familiar a marcharse de Augusta esa semana y poder alquilar sus casas. Ni que decir tiene que esa semana se las quitan de las manos a unos precios muy generosos.
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El negocio que genera el Masters es tan brutal que el condado de Richmond no es el único que toma esta decisión política. Esta misma semana se ha decidido declarar festiva esa semana de noviembre en el condado de Aiken, pegado a Richmond. Así, los vecinos podrán dejar sus casas, alquilarlas y sacarse un dinero jugoso.
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Son los efectos colaterales un evento deportivo gigante como el Masters. Puede decidir hasta las vacaciones de los más pequeños.
