Inicio Grandes Circuitos La insolente petición de Trump a un embajador: consígueme el British Open

La insolente petición de Trump a un embajador: consígueme el British Open

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Trump y Melania, con Woody y su mujer © The White House
Trump y Melania, con Woody y su mujer © The White House

Robert Wood Johnson, conocido popularmente como Woody, mecenas de Donald Trump, propietario de los New York Nets de la NFL y embajador de Estados Unidos en el Reino Unido, fue advertido para que no se involucrara en el intento por trasladar el British Open a un resort propiedad de Donald Trump en Escocia, pero aún así, planteó la idea… y fracasó.

Así lo denuncia el New York Times en un extenso artículo publicado este miércoles en el que detalla como Woody, diplomático y nieto del fundador de Johnson & Johnson, confesó a varios colegas que el presidente de los Estados Unidos le había pedido que intercediera para que el gobierno británico le ayudara a trasladar el famoso torneo al complejo Trump Turnberry de Escocia.

El diputado del embajador, Lewis A. Lukens, le aconsejó que no lo hiciera advirtiéndole que estaría colaborando con un uso muy poco ético de la presidencia para beneficio privado. Pero, aparentemente, Woody se sintió lo suficientemente presionado como para intentarlo. Semanas después, planteó la idea al secretario de estado en Escocia, David Mundell.

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Mundell, en una entrevista, dijo que consideraba «inapropiado» para él hablar sobre sus conversaciones con Johnson e hizo referencia a una declaración del gobierno británico en la que se señalaba que «no había realizado ninguna solicitud al señor Mundell sobre el British Open o cualquier otro evento deportivo». Aunque dicha declaración no señaló si el embajador había abordado el tema de Turnberry, que Trump compró en 2014.

El caso es que ninguna de las cuatro próximas ediciones del torneo está programada para jugarse allí. Pero el episodio dejó a Lukens y otros diplomáticos bastante inquietos, hasta el punto de enviar un correo a los funcionarios del Departamento de Estado para contarles lo que había sucedido. Meses más tarde, Johnson expulsó a Lukens, un diplomático de carrera que fue embajador interino antes de la llegada de Woody al Reino Unido y que incluso había sido embajador estadounidense en Senegal.

Tanto la Casa Blanca como el embajador y el Departamento de Estado se han negado a comentar nada sobre las instrucciones de Trump a Johnson, a petición del New York Times. Y aunque el presidente está exento de una ley federal de conflicto de intereses que convierte en delito participar en «asuntos gubernamentales que afecten a sus intereses financieros», la Constitución de Estados Unidos prohíbe a los funcionarios federales aceptar obsequios o emolumentos de gobiernos extranjeros.

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No es, además, la primera vez que Trump intenta dirigir negocios hacia alguna de sus propiedades. El año pasado la Casa Blanca eligió el complejo Trump National Doral de Miami como sede de una reunión del Grupo de los siete. Trump retrocedió más tarde al comprobar la tormenta política generada y trasladó el encuentro a Camp David, antes de que se cancelara por la pandemia.

Trump también instó al vicepresidente Mike Pence a alojarse en el complejo de golf de su familia en Doonberg, Irlanda, el año pasado durante una visita, pese a que los asuntos oficiales que debía tratar tenían como escenario el otro lado del país. Ese viaje generó titulares para el campo de golf… y mucha controversia.

Desde que es presidente, Donald Trump ha visitado campos de golf propiedad de su familia nada menos que 275 veces, muchas de ellas con periodistas acompañándole, asegurándose así de conseguir una amplia cobertura en las noticias. Trump y sus hijos llevan más de una década intentando atraer eventos y torneos importantes a sus resorts (son dueños de 16 campos de golf en todo el mundo) que les ayuden a promocionarlos. Un tercio de los ingresos de su familia llegan directamente de los hoteles y campos de golf. Aunque no parece que sus métodos, ocupando el cargo que ocupa, sean demasiado éticos… e incluso legales.

En cuanto a la solicitud de ayuda de Trump para conseguir el torneo, no está claro cuánta influencia podría haber conseguido a través del gobierno británico. El torneo está dirigido por The R&A, con sede en el Royal and Ancient Golf Club de St. Andrews, y un comité es el encargado de seleccionar entre 10 campos de Escocia, Inglaterra e Irlanda del Norte evaluando factores como la preparación del campo y las infraestructuras.

«No hemos recibido ningún acercamiento del gobierno británico o del gobierno escocés sobre esto», dijo un portavoz de The R&A. El tiro por la culata, esta vez, para Donald Trump.