En plena carrera hacia las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, el candidato republicano, Donald Trump, se ha llevado un duro golpe y donde más le duele. El PGA Tour ha decidido que el World Golf Championship, que desde hace más de medio siglo se disputaba en sus lujosas instalaciones de Doral, en Miami, cambie de escenario y se traslade desde el próximo año al Club de Golf Chapultepec, de Ciudad de México.
Trump, que comenzó su carrera política con insultos xenófobos a los inmigrantes, tuvo precisamente hace algunos días un nuevo altercado de este tipo, al poner en duda la imparcialidad de un juez porque «parece ser mexicano». Ahora ve como la cita deportiva más importante de su complejo deja Estados Unidos para irse, precisamente, al otro lado de la frontera.
La respuesta de Trump, como es costumbre, no se ha hecho esperar. En un comunicado ha arremetido contra los responsables del circuito estadounidense: «Hoy es un día triste. Se llevan el torneo a Ciudad de México, que por cierto espero que tengan un seguro contra secuestros. Es un día triste para Miami, para Estados Unidos y para el mundo del golf. El PGA Tour ha puesto sus beneficios por delante de miles de empleos en nuestro país, de millones de dólares en ingresos para comunidades locales y organizaciones benéficas, y del disfrute de los miles de aficionados que se dan cita cada año. Esta decisión sólo sirve para reforzar mi idea de por qué me presento a las elecciones a la presidencia».
El PGA Tour, que ha confirmado el acuerdo, se desmarca por completo de cuestiones políticas y se centra única y exclusivamente en la ausencia de patrocinadores. En Ciudad de México contará con el apoyo del Grupo Salinas, un grupo empresarial liderado por el multimillonario Ricardo Salinas. «Desde el punto de vista del golf no tenemos ningún problema con Donald Trump. Políticamente somos neutrales», aseguró Tim Finchem, comisario del PGA Tour.
Butch Buchholz, presidente del torneo, también confirmó el traslado y explicó más en profundidad los motivos: «Ellos tienen la obligación de encontrar un patrocinador y en Doral no pudieron encontrarlo. El PGA Tour no tiene opción. Si no tiene patrocinador, ¿qué más puede hacer? El tema no tiene nada que ver con Donald Trump». El patrocinador del torneo en los últimos años, Cadillac, decidió renovar su patrocinio con el torneo en Miami nada más finalizar la edición de este año.
Trump, que invirtió 250 millones de dólares en remodelar por completo el complejo de Doral, ve ahora cómo su gran reclamo anual a nivel mundial abandona sus instalaciones. Aunque, en su tono habitual, parece no importarle demasiado: «Eso es lo que quieren ellos. No hay ningún sitio como Doral, tengo el mejor lugar de Florida. Si eso es lo que quieren, pues muy bien. Yo ganaré más dinero». Mientras gana dinero, tendrá que ver por televisión el WGC México, que será su nuevo nombre.
