¿Se anima alguien a buscar una clave del segundo puesto de Carlota Ciganda en el Tenerife Open de España o, mejor dicho, una razón que explique de algún modo por qué no pudo alcanzar la victoria?
Cuando la ganadora, Connie Chen, salía en el partido estelar y era capaz de controlar a todas sus rivales y entregar un 69 final, quizá haya poco más que añadir. Sombrerazo a la joven sudafricana y a otra cosa. De acuerdo, pero siempre quedan algunos cabos sueltos que, además, los profesionales de la cosa deben analizar y digerir…
Por ejemplo, el hoyo 8 de Ciganda en esta ronda final. Un par 5 que la española juega casi como un par 4 (y sin el casi). Eso sí, primero hay que ponerla en el sitio en este dog leg izquierda, acortando por encima de un palmeral. Pero ese fue el caso exactamente: explosiva madera 3 desde el tee, aprovechando al milímetro el viento a favor y bola al centre de la calle, con un ángulo perfecto de entrada al trapo. La bandera, además, estaba al fondo del green. Inmejorable situación para la española, que se relamía con un hierro 8 en las manos.
Hay que añadir además que en ese momento Carlota venía de hacer birdies en los hoyos 3 y 5 y de dejarse por el camino otras dos grandes opciones en los hoyos 6 y 7. Estaba jugando un golf de quilates, pegando auténticos tirazos aquí y allá. La navarra sentía de alguna manera que era su momento y lo reconocía al acabar la vuelta: “estaba pensando en el eagle más que en otra cosa, en dejarla muy cerca de la bandera”…
Pero fallaba el golpe, algo corto y a la izquierda. Y luego, tocada, también erraba el aprochito delicado que se le había quedado. Se marchaba de allí con un par y, lo que es peor, con la mochila cargada de frustración. “Ahí hay que saber pasar página y yo no lo supe hacer”. Acto seguido caían dos bogeys consecutivos en los hoyos 9 y 10, seguramente prefabricados en el citado par 5 de marras.
Todavía quedaba mucho terreno por delante y hay que anotar que, sin duda, el eagle de Chen en el 13 resultó una losa muy pesada para el resto de candidatas. Pero al fin y a la postre, Carlota Ciganda no estaba decepcionada. Ahora siente, eso sí, que necesita ‘trasladar’ algunas buenas sensaciones de confianza y seguridad de un continente a otro (VER VÍDEO)…
