María Hernández falló cuatro cortes en los primeros seis torneos que disputó en 2020 y desde entonces ha jugado 14 y sólo ha vuelto a fallar uno, en el Jabra Ladies Open de 2021. Además, en este intervalo ha sumado seis top 25. Algo ha cambiado. La dinámica se ha invertido y se ha convertido en una buena tendencia. No obstante, los números no dejan de ser números y lo más importante es contrastarlo con las sensaciones. Ahí es donde la golfista navarra confirma todo lo bueno que se ve…
Hoy, en el hoyo 8 de La Reserva, encarando el final de su primera vuelta en el Aramco Team Series Sotogrande, se le escapaba un putt muy corto para par. Era el primer bogey en un día espléndido. Bajaba a menos cinco. Su reacción no fue la de ha sido un accidente, no pasa nada, sonrisa, se traga el sapo y hacia adelante, no. María se agarró un enfado importante que aún fue más profundo cuando cometió bogey en el hoyo 9 tras un mal segundo tiro y un approach que se quedó un poco corto.
Ese enfado, ese colmillo afilado, es la mejor muestra de que María Hernández está de vuelta. Siempre ha sido una fiera competidora, pura concentración y garra, jamás ha dejado de luchar una vuelta, como aquel 72 en Sitges, «el mejor de mi vida, le dije a mi madre vámonos corriendo de aquí porque jamás voy a hacer un 72 mejor. Fue un 72 como podía haber sido un 95», recuerda a Ten Golf.
Sin embargo, aquella María Hernández de hace unos meses nada tiene que ver con la de ahora. Aquella sufría en cada hoyo para hacer el par y los birdies se celebraban como una fiesta. Sentía que no tenía las armas suficientes para ser competitiva, pero se dejaba el alma en cada ronda. Por contra, esta María Hernández cada vez recuerda más a su mejor versión. Es muy sólida de tee a green, aún le falta la distancia de antaño, pero se puede defender perfectamente con los hierros y las maderas. Ahora sí está pateando habitualmente para birdie y sólo falta cuadrar dos detalles para que emerja de nuevo su versión ganadora. Es un proceso lento, pero se nota el cambio. Antes no había expectativas, ahora María sí sabe que puede volver a ganar en el Ladies European Tour. «Estoy jugando muy bien, sólida, trabajando muy bien con Mariano Ochoa, pero aún me falta pulir un poco más el juego corto. El problema es que en todas las vueltas últimamente cometo dos o tres errores que acaban destrozando el resultado. Por eso me he enfadado mucho con ese putt tan corto que se ha escapado en el hoyo 8 o con el segundo tiro del 9″, reconoce a Ten Golf.
El regreso del colmillo afilado de María Hernández es una de las mejores noticias que puede tener el golf femenino español. La pamplonesa es una guerrera, pero sobre todo es una ganadora, lo fue en la universidad con unos registros espléndidos como amateur y lo fue también nada más pasarse a profesional, ganando pronto y brillando con luz propia en el LPGA hasta que la enfermedad se cruzó en su camino y la metió en un largo y costoso viaje de vuelta. Nos gustan esos enfados de María Hernández porque demuestran que ella ya sí se ve competitiva y no le vale con empezar con cuatro bajo par, en el top 5 del torneo y a sólo tres golpes de dos líderes de postín, Alison Lee (-7) y Charley Hull (-7), ambas golfistas de la Solheim Cup. Arriba están también Stephanie Kyriacou (-5) y Johanna Gustavsson (-5), así como Caroline Hedwall (-3), Paula Creamer (-2), Angel Yin (-2) o Bronte Law (-2).
En la clasificación por equipos mandan los cuartetos liderados por Ursula Wikstrom (-15) y Karolin Lampert (-15), seguidos por los de Charley Hull, Caroline Hedwall y Linnea Strom y Kyriacou con -14. En el equipo de Wikstrom está Elia Folch, que aseguraba a Ten Golf que «he jugado muy bien todo el día, han entrado los dos primeros putts y así todo es más fácil después». Con -13 está el equipo de Paula Creamer, donde se encuentra Natasha Fear (-1), y los de Koivisto, con Marta Martín y Mireia Prat, y Buhai.
