Podría ser porque pasó una buena parte de su infancia en Australia. O quizás por su físico, compacto, robusto, poderoso. O igual por su juego, agresivo, a bandera, sin mirar atrás. Sea por la razón que sea, o a lo mejor por un compendio de todas, la realidad es que Amy Yang, la nueva líder del US Open, recuerda muchísimo a Jason Day.
La jugadora coreana ha saltado la banca en la segunda jornada del tercer grande femenino de la temporada. Ha firmado la vuelta más baja del día (66 golpes) y ha tomado el mando con un acumulado de siete bajo par. Tiene una sólida ventaja de tres golpes sobre Stacy Lewis y la veterana japonesa Shiho Oyama.
Yang desplegó todo el repertorio el viernes en el Old course de Lancaster. Estuvo muy segura con su juego largo y pateó a las mil maravillas. No sólo sacó partido de las que dejó al lado, que fueron unas cuantas, sino que metió algún que otro putt de cinco y seis metros que marcan la diferencia.
La nueva líder del US Open es una jugadora cuyo palmarés no hace justicia a sus méritos. Por eso recuerda a Jason Day. Empezó ganando con sólo 16 años en el Ladies European Tour y ahora tiene 25. Suma tres triunfos en el LET y dos en el circuito americano, pero sus top ten y, sobre todo, sus domingos con opciones son incontables. Su despliegue en los majors es extraordinario, pese a que nunca ganó. Entre 2009 y 2014 acumula diez top ten y siete top 5. Day, por ejemplo, suma desde 2010 ocho top ten y cinco top 5.
El US Open es claramente el grande que mejor se adapta a su juego. Eso dicen los resultados. En sus últimas cinco presencias rubricó cuatro top 10, entre ellos un segundo puesto en 2012 y un cuarto el año pasado en Pinehurst. Recordemos que hace un año salió el domingo en el partido estelar.
Yang lleva mucho tiempo rondando la gran presa, pero también es cierto que le ha faltado remate. El putt no le funciona igual de fluido cuando llega el momento de la verdad. Eso es lo está intentando corregir desde hace tiempo para conseguir de una vez la gran victoria que merece.
Su resultado de siete bajo par (133 golpes) es el segundo mejor en la historia del US Open, sólo superado por el que colocó la sueca Helen Alfredsson en 1994 (132). La coreana ha sabido exprimir mejor que nadie la ventaja de haber jugado en un turno mejor. Tanto el jueves como el viernes, salieron ganando las mismas. Es decir, las que abrieron el campo el primer día y lo cerraron el segundo. En este sentido, hay que vigilar muy de cerca a Inbee Park. La Número Uno del mundo ha tenido que bailar con la más fea de lluvia y viento y, aún así, se encuentra perfectamente colocada en la quinta posición, a cinco golpes de Yang. Hoy jugarán todas en las mismas condiciones. Ojo con Inbee.
Si hubiera que mojarse a falta de 36 hoyos, y asumiendo los riesgos justos, habría que decir que Lewis, que apretó ayer el acelerador a fondo cuando vio que Yang se escapaba, y Park son las grandes favoritas, siempre y cuando no termine de romper la Jason Day del golf femenino.
