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Crónica de la vuelta de Jon Rahm en la tercera jornada del Arnold Palmer Invitational

Algo se rompía saliendo del green del hoyo 7 de Bay Hill…

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Jon Rahm en el hoyo 9 de Bay Hill durante la tercera jornada del Arnold Palmer Invitational 2023. © Golffile | Pedro Salado
Jon Rahm. © Golffile | Pedro Salado

Hasta el hoyo 6 de Bay Hill, par 5, donde dejaba escapar una razonable opción de birdie, todo marchaba según dictaba la ‘rutina habitual’ de Jon Rahm (+1) en este 2023 y últimos meses de 2022… En este punto de su tercera ronda en el Arnold Palmer Invitational el español había convertido ya dos birdies, había recuperado su habitual plaza en el top ten del torneo y, en definitiva, se estaba colocando ya de cara a un nuevo domingo de altos vuelos, con opciones de triunfo…

En el hoyo 7 algo se iba a romper. O quizá es que simplemente ocurriese todo porque en algún momento tenía que ocurrir. O puede que al español le pudiesen las prisas por retomar el mando, cuando la realidad del torneo más bien reclamaba sangre fría. En este par 3 Jon pegaba un disparo valiente desde el tee, a por el trapo, pero se quedaba por muy poquito en la trampa de arena y, tras una buena sacada, fallaba un putt corto para salvar el par. Desde ese punto, lo dicho, algo se iba a romper. De hecho, se desataba un alud de malos golpes, algunas malas decisiones, precipitación y bogeys, muchos bogeys. Hasta cinco consecutivos en el tramo que va del hoyo 7 al 11 y ocho en el total de la vuelta, un severo castigo que lo deja fuera de la ecuación ganadora esta semana.

Necio sería no entender que también Jon Rahm, incluso esta versión imperial suya de los últimos tiempos, está expuesto a semejantes desbarajustes. Aunque hay tipos como él que a veces se encargan de demostrarnos lo contrario, con una consistencia y regularidad en la excelencia insultantes, lo cierto y real es que en este deporte casi todo va cogidito con alfileres. Hoy pegas con el driver como la seda y mañana lo agarras y en el mango lo que hay es papel de lija.

Él mismo lo ha señalado en recientes comparecencias: la diferencia se marca de verdad cuando uno es capaz de hacer resultado, o al menos evitar el naufragio, el día en el que todo viene cruzado. Hoy no ha sido capaz de conseguirlo. Probablemente, más allá del juego, porque no ha tenido la lucidez precisa (señores, es que a veces es muy complicado) para hacer la lectura correcta en el momento oportuno, saliendo del green del 7 con ese bogey a cuestas.

De repente, incluso corre peligro su recién conquistado Número Uno del mundo, porque Scottie Scheffler (-8) y Rory McIlroy (-6) se han metido en la rabiosa y apasionante lucha por el triunfo con sendas magníficas tarjetas de 68 golpes (a grandes rasgos: Jon podría perderlo si Scheffler gana o queda segundo o si Rory gana).

Pues sí, todo parece cogidito con alfileres, porque no deja de ser atosigante que las cuentas vayan tan justas tras haber ganado cinco de sus últimos nueve torneos. Lo que ocurre es que después de firmar dos tarjetas de 76 golpes consecutivas, seguro que este ‘detalle’ del ranking mundial es lo que menos preocupa al español, más pendiente ahora mismo, en este preciso instante, de rearmarse, recomponer el espíritu y volver a las andadas este mismo domingo, si es posible. No le queda más remedio que aprender de estas condenadas lecciones que, en la vida y en el golf, nunca dejan de recibirse a sangre y fuego.

Resultados en directo del Arnold Palmer Invitational 2023