Sergio García (-5) ha firmado un inicio más que notable en el Shriners Hospitals For Children Open. Cabe la tentación de tener una sensación agridulce por la gran cantidad de resultados bajos que se han dado, el portentoso el liderato de Bryson DeChambeau (-9) o los golpes que se dejó el de Borriol en el último tercio de su vuelta, pero en ningún caso conviene perder la perspectiva y desdeñar una gran tarjeta de 66 golpes.
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Sergio ha mantenido un nivel de juego similar al que mostró la semana pasada para ganar el Sanderson Farms Championship. Se puede decir, viendo su despliegue, que ha hecho un -5 fácil… o al menos él ha hecho que parezca fácil. Quizá le ha faltado algo más de precisión con los hierros para dejarlas más cerca en un campo que permite mucho. En esta parcela no ha tenido la misma brillantez que en el Country Club of Jackson, pero lo ha sabido compensar con varios putts muy buenos de birdie en los primeros hoyos. De hecho, en el 5 y en el 7 ponía en marcha el contador con dos de cuatro y seis metros.
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Yendo al trantrán y sin grandes estridencias se ponía con cuatro bajo par en el día después de once hoyos, con un buen approach en el 9 y un gran tiro en el 11. Aún quedaba terreno para seguir exprimiendo el TPC Summerlin de Las Vegas. En ese instante, lo cierto es que su vuelta apuntaba a un cómodo seis o siete bajo par.
Sin embargo, no todo ha ido sobre ruedas. En el hoyo 13 se producía un frenazo inesperado. Desde la entrada de green de este par 5 ejecutaba dos approachs bastante discretos que no sólo le impedían sacar el birdie en uno de los hoyos más factibles del campo, sino que lo castigaban con uno de esos bogeys costosos, ya que estás perdiendo mucho terreno con los demás.
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A partir de ahí, se ha enfriado. Pegaba un gran golpe en el 14, pero fallaba el putt de birdie desde menos de tres metros. No aprovechaba el hoyo 15, par 4 corto, con otro approach donde tampoco logró ser del todo fino y en el 16 todavía se dejaba por el camino una notable opción de eagle tras un segundo golpe magistral desde el rough. Una vuelta que apuntaba a algo muy grande se estaba quedando en algo normal, por debajo de lo que había merecido.
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Sin embargo, aún no había dicho su última palabra. El birdie fácil en el 16 lo recolocó en -4 y después supo aprovechar el hoyo 18 recordando a lo que hizo hace cinco días en Mississippi. Obviamente, la situación no tiene nada que ver. Allí se estaba jugando el torneo y aquí apenas estamos en la primera ronda, pero la ejecución ha sido similar: gran drive al centro de la calle, segundo golpe estratosférico (más fácil y más corto que el del otro día) y birdie a menos de un metros de agujero. Sensacional.
Este birdie no es más que la recompensa a un Sergio García con una actitud excelente. Lo sucedido entre los hoyos 13 y 16 se podía digerir mal o bien y el castellonense ha optado por mantenerse positivo, tener paciencia y confiar en que aún podía hacer algo en los hoyos que quedaban. Y eso ha hecho. Está a cuatro golpes de DeChambeau, lejos del liderato, pero metido de lleno en el meollo del torneo.
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La primera jornada del Shriners ha sido un festival caso grosero de birdies. Las tarjetas de 65 golpes (-6) no han conseguido meterse en el top 10 y Sergio con -5 ni siquiera es top 20. Más de 120 jugadores han entregado resultados bajo par y menos de quince han perdido el duelo con el campo.
En esta tesitura, el inicio de Rafa Cabrera Bello (-3) no es malo, ni mucho menos, pero le deja aún trabajo por delante para este viernes. Si las condiciones se mantienen en Las Vegas no hay que descartar que el corte se dispare a -6, por lo que habrá que hacer nuevamente muchos birdies para evitar problemas.
