El juego de Jon Rahm en la segunda ronda del CareerBuilder Challenge no fue una apisonadora como el jueves, pero no estuvo mal, ni mucho menos. Una tarjeta de 67 golpes no se hace todos los días. El golfista de Barrika admite que, sin jugar mal, le costó encontrar la fluidez de la primera ronda. «Estuvo un poco apagado», confesó. Todo cambió a partir del hoyo 6 (su decimoquinto del día). «Algo hizo clic en ese hoyo y desde ahí jugué cuatro hoyos perfectos».
Un inicio de vuelta complicado pero sin daño… “No le pegué tan bien al principio desde el tee y aunque los tiros con los hierros fueron buenos, no conseguí dejarlas tan cerca como ayer. Con los putts, lo mismo, estaban bien tirados, pero no terminaban de caer. Algo hizo clic a partir del hoyo 6, mi 15. Pegué un gran drive y empecé a pegar golpes realmente buenos. Tuve cuatro opciones de birdie para acabar y metí dos. Sabía que iba a tener alguna mala racha en algún momento, pero es bueno que esas malas rachas sean tirando putts de birdie, aunque no estén tan cerca”.
«Sabía que iba a tener alguna mala racha en algún momento, pero es bueno que esas malas rachas sean tirando putts de birdie»
Preparado para el desafío del Stadium Course… “Es un diseño de Pete Dye, como el Karsten, el campo de mi Universidad. He estado cuatro años jugando allí, por lo que conozco ese tipo de diseño. Necesitas ser más seguro desde el tee porque coger calle es fundamental. Son greenes pequeños y hay mucha agua, por lo que necesitas pegar golpes muy precisos. Si consigues hacer cinco o seis bajo par, sacas ventaja a muchos jugadores. Ojalá pueda jugar como el jueves”.
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«En el Stadium Course necesitas ser más seguro desde el tee porque coger calle es fundamental»
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El clic del hoyo 6… “Es difícil jugar después de una ronda como la del primer día porque inconscientemente piensas que vas a llegar al campo de prácticas y todo va a ir igual de bien, que vas a estar igual de fluido y no es así. Realmente empecé mejor de lo que me esperaba (dos birdies en los dos primeros hoyos), pegué buenos golpes, buenos putts, pero después tuve un par de malos swings que me costaron mucho. A partir de ahí tuve una vuelta aburrida, sin pegar malos golpes, pero estando a seis, siete, ocho metros de bandera. Todo cambió en el tee del 6. Con ese driver me di cuenta de lo que estaban haciendo mal y después jugué cuatro hoyos perfectos. Con el putt pasó lo mismo, a veces trato de ser muy perfeccionista y siento que debo liberarme más, como hice al final de la vuelta”.
