Corey Conners (-6) ha igualado el registro de 66 golpes de Rory McIlroy para encaramarse junto al norirlandés hasta lo más alto de la clasificación del Arnold Palmer Invitational después de la primera jornada. Mucho ojo con este canadiense de 29 años, al que le costó un poquito (no demasiado) llegar al PGA Tour y más bien muy poco mantener cada año sus derechos de juego en el circuito más importante del mundo.
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La esencia de Conners se explica con sencillez meridiana: muy seguro desde el tee, una máquina con los hierros en la mano y un pateador mediocre. Así es él. De tal modo que, cuando tiene una semana más o menos inspirada en los greenes, como ha sido el caso hoy en Bay Hill, a pesar del tripateo final en el hoyo 9 que le negaba el liderato en solitario, entonces casi indefectiblemente se le ve arriba.
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Si Conners consigue mejorar en los greenes de manera regular nos encontraremos sin duda ante un jugador mucho más peligroso (esta semana buscará su segundo triunfo en el PGA Tour), de armas tomar y, por supuesto, inquilino permanente del top 50 del mundo, sino algo incluso mejor, pues hay que insistir en la excelencia de sus segundos tiros (ahora mismo lidera en el torneo la estadística de greenes en regulación).
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El rough de Bay Hill, denso y penalizador, ha hecho su trabajo, Es verdad que al final del día más de cuarenta jugadores ganaban la partida al campo, pero también se han visto resultados muy abultados y, sobre todo, el corte está ahora mismo en +1 y bien podría irse mañana hasta +2. Además, el top ten del torneo se cierra con -3, un registro moderado que confirma la dificultad del campo.
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Cabe reseñar otro buen inicio de Viktor Hovland (-3), así como del francés Victor Perez (-3) y los ingleses Matthew Fitzpatrick (-3) y Lee Westwood (-3), todos ellos metidos hasta las cejas en la clasificación para el equipo europeo de la Ryder.
