Chris Kirk consiguió ayer la segunda victoria de su carrera en el PGA Tour tras imponerse en el The McGladrey Classic con un golpe de ventaja sobre Briny Baird y Tim Clark. Una gran victoria para Kirk, pues le abre las puertas, por ejemplo, del Masters de Augusta. Sin embargo, este es uno de esos torneos en los que se recordará más al segundo que al primero.
La historia le pertenece a Briny Baird. El veterano jugador norteamericano, peculiar y muy conocido por jugar con sombrero, suma desde ayer 365 torneos disputados en el PGA Tour sin lograr la victoria. La cifra es una barbaridad, y mucho más si tenemos en cuenta que acumula seis segundos puestos con el conseguido en el The McGladrey.
Baird estaba convencido de que al fin terminaría el periodo de abstinencia. Especialmente en el hoyo 15 del último día, un par 5 donde su rival se marchó al obstáculo de agua mientras que su bola descansaba plácidamente en el green dispuesta a ser pateada para eagle. Mucha ventaja y muy poco por jugar. Sin embargo, Kirk enchufó un putt de siete metros para salvar el par, mientras Baird tripateaba. Obtuvieron el mismo resultado, Baird mantenía un golpe de ventaja, pero realmente salió de allí prácticamente noqueado.
Por si fuera poco, en el 17 recibió otro ‘gancho’ de Kirk. El jugador de Georgia de 28 años embocó un putt de cinco metros para birdie y empató el duelo. Mientras, Clark esperaba en el campo de prácticas tras haber conseguido un fabuloso 62 en el Seaside Course de Sea Island.
Baird ya empezó a intuir que la historia se iba a volver a repetir, que se le iba el torneo de las manos, que una vez más no encontraba la receta para llevarse el trofeo. Y así fue. Su salida en el hoyo 18 se marchó al búnker de calle. Tenía una posición delicada y se le resbaló el pie al tratar de sacarla de la trampa de arena. La bola acabó en el agua. Alfombra roja para Kirk, que sabía que le bastaba con el par.
Kirk hizo el par y ganó el torneo y Baird aún embocó un buen putt de ocho metros para salvar el bogey, y no cualquier bogey. Ese putt le permitió acabar segundo empatado con Clark y sumar así los euros necesarios para mantener la tarjeta con la exención médica que tenía. En cualquier caso, no había consuelo para Baird. “Siempre he dicho que no todo es ganar en el golf, que las victorias no son tan importantes, pero hacer lo que hice hoy duele mucho, es muy decepcionante”, señaló.
