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Victoria de Davis Riley en el Charles Schwab Challenge

Davis Riley merece el crédito que se concede a los mejores

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Davis Riley posa con el trofeo de ganador del Charles Schwab Challenge 2024. © PGA Tour
Davis Riley posa con el trofeo de ganador del Charles Schwab Challenge 2024. © PGA Tour

Davis Riley (-14) ha ganado con autoridad el Charles Schwab Challenge. Y lo ha hecho en unas condiciones de juego muy severas, en un Colonial Country Club embravecido, y partiendo en la ronda definitiva en una posición siempre delicada, como es compartir el partido estelar con todo un Número Uno del mundo. Y qué Número Uno del mundo, Scottie Scheffler. Recordemos que nadie desde Tiger, hasta la llegada del texano a lo más alto, había ejercido un dominio tan aplastante en los rankings y las estadísticas.

Por eso, habrá que prestar especial atención a Riley, un jugador nacido el mismo año que Scheffler (1996), poseedor de un swing tan sólido como elegante, fabuloso pegador de hierros, aunque en realidad acabe de anotarse su primer triunfo individual en el PGA Tour (ya había ganado el Zurich Classic por parejas). Para hacer lo que ha hecho él esta semana hay que atesorar una clase de categoría especial, hay que jugar un golf que está muy por encima de la media en un campo que estrenaba este año una remodelación profunda y que ha supuesto un reto monumental, con esos greenes firmes, ese rough bien nutrido de bermuda y la ayuda del viento.

De hecho, él ha sido el único que ha alcanzado un registro bajo par de dos dígitos y terminaba de paseo en el hoyo 18 e imponiéndose con una ventaja de cinco golpes sobre sus inmediatos perseguidores, Keegan Bradley (-9)… Y Scottie Scheffler (-9), por supuesto.

Scottie a las maduras: ganándolo todo. Y Scottie a las duras: terminando en segunda posición en una semana con picos de rendimiento en su juego ciertamente inhabituales. Hoy, por ejemplo, ha marchado a través de un páramo yermo durante los primeros once hoyos, muy errático desde el tee, pero también en el resto de las parcelas del juego. Y, seamos honestos, esta circunstancia también ha ayudado lo suyo al ganador, que no se ha visto con la soga al cuello desde el inicio, como tantas y tantas veces les ha ocurrido a otros rivales directos del Número Uno. (En fin, no empañemos de ninguna de las maneras la victoria de Riley. Todo lo contrario, y hay que insistir en ello: este jugador merece el mismo crédito que habitualmente concedemos a los mejores. Puede que sea su primer triunfo, pero ha sido desde luego muy especial).

Después, a partir del hoyo 12, visto y no visto, Scheffler recuperaba el toque, la precisión y la intención, hasta el punto de ponerse mirando al birdie casi en cada hoyo, desde ese punto hasta el final. Algo parecido le había ocurrido el jueves, con un inicio de vuelta muy sólido, un paréntesis horrible de siete hoyos, en el que no daba ni una a derechas, y un final de vuelta de nuevo notable. Han sido desconexiones muy abruptas y sostenidas en el tiempo durante más tiempo, más hoyos, de lo que era (es) habitual en este jugador. Será Scottie y su equipo quienes deban analizar si existe una causa concreta o si tales picos, tan salvajemente diferenciados, sólo responden a la casualidad. No lo parece, desde luego. Otra cosa es atinar con el diagnóstico correcto.

O puede que sólo necesite un reseteo profundo, ya que nos encontramos ante un verdadero ‘animal’ de las rutinas, y las suyas han sufrido algunos cambios importantes en los últimos tiempos, comenzando por su reciente paternidad, continuando por el desafortunado episodio policial del PGA y terminando en esta negra semana en Fort Worth, Texas, que de una manera u otra ha traumatizado a todos los compañeros del tristemente desaparecido Grayson Murray.

Precisamente a él, a Grayson, se refería Riley nada más proclamarse ganador, igual que lo había hecho minutos antes Keegan Bradley: no habían dejado de pensar en él casi cada minuto desde que se conociera la fatal noticia. Había que seguir jugando, expresaron en su momento los padres de Murray, “es lo que él hubiera querido”. Y así se hizo.

Resultados finales del Charles Schwab Challenge