No hay muchos que le puedan discutir a Bryson DeChambeau sus conocimientos de física aplicada al golf. Maneja unos conceptos que están bastante alejados de los seres humanos más terrenales y los pone en práctica con mucho éxito en su día a día. Sin embargo, cuando se mete a operador de cámara, productor o realizador de televisión, ahí, hace aguas.
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El golfista de California protagonizó este sábado la polémica del día en el Rocket Mortgage Classic y abrió un debate aparentemente estéril. En realidad, lo que ocurrió es que se acabó metiendo en un jardín. Si fuera tenis habría que calificarlo como un error no forzado. La génesis del asunto tuvo lugar en el hoyo 7 de esa tercera vuelta. Hizo un mal swing en el segundo golpe desde la calle y su bola acabó en el búnker. Su sacada no fue nada buena y como tantos otros pagó su frustración lanzando el palo contra la arena. DeChambeau estaba en uno de los partidos importantes del día, peleando por llegar al domingo con opciones de victoria y como es lógico y habitual tenía un cámara siguiendo todos sus movimientos. Obviamente, el operador grabó todo: su golpe, su frustración contra la arena, su putt posterior de par que falló, el de bogey que metió y su camino hacia el tee del hoyo 8 lamentándose. Hasta ahí todo normal… Menos para DeChambeau.
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A Bryson no le pareció apropiado este comportamiento del cámara y se lo hizo saber. «Yo estaba como, ‘Señor, ¿de verdad hay necesidad de grabarme durante tanto tiempo?’ Entiendo que es su trabajo, pero al mismo tiempo, creo que debemos comenzar a proteger a nuestros jugadores y evitar mostrar momentos en los que estamos vulnerables y podemos dañar la imagen de alguien. Simplemente, no creo que sea necesario ni correcto. Por mucho que estemos aquí afuera jugando –continuó- creo que es necesario tener nuestros momentos de privacidad cuando las cosas no van como queremos. Es sólo algo sobre el respeto, creo que es necesario en ese sentido. Esa fue la conversación que tuvimos», explicó después de la vuelta. Y añadió: «Si realmente me conoces en persona, no soy tan malo, no lo creo. Espero que podamos llegar a un punto en el que todos entiendan que sólo nos importa el deporte, queremos hacerlo bien, nos apasiona lo que hacemos y queremos que todos disfruten del entretenimiento. No queremos que vengan con cosas negativas», señaló.
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Se entiende perfectamente el calentón del momento, la reacción contra el búnker e incluso la charla con el cámara al salir del tee del hoyo 8. Estás peleando por ganar y las pulsaciones se disparan. Más extraño y menos justificable es que ya en frío, al acabar la ronda, se mantenga en sus trece e insista en la idea de que la televisión debe proteger al jugador.
En definitiva, se queja de la sobreexposición (cuando le va mal, claro) y pide protección cuando su carácter le pueda jugar una mala pasada. Curiosamente, cosa que no sabía DeChambeau cuando habló, todas esas imágenes de su frustración que fueron grabadas no fueron emitidas. El realizador estimó que no era necesario mostrarlas a los espectadores en la emisión en directo, por lo que seguramente todo esto habría pasado desapercibido de no haber mediado la conversación entre Bryson y el cámara. Por eso decimos que en conocimientos de televisión no va muy sobrado, algo que por cierto tampoco le hace falta ni necesita. Del mismo modo que no es necesario meterse en semejante jardín.
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La mejor censura empieza por uno mismo, especialmente si tanto le preocupa dar esa imagen al mundo. Es algo en lo que tendrá que trabajar, al igual que han hecho otros muchos golfistas antes que él. Ni es el primero, ni será el último. Jon Rahm, sin ir más lejos, ha dado un ejemplo muy valioso a todos de cómo con esfuerzo y dedicación se pueden controlar las reacciones en el campo de golf. El trabajo de Dechambeau es mejorar ese comportamiento y el del cámara grabarlo allá donde esté. Seguro que a sus patrocinadores respaldan festivamente este ‘acuerdo tácito’.
