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“Deja de lloriquear y ponte a jugar al golf”

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Bubba Watson trata de enjugar las lágrimas antes de la entrevista tras ganar en Riviera. © Eoin Clarke | Golffile All photos usage must carry mandatory copyright credit (© Golffile | Eoin Clarke)
Bubba Watson trata de enjugar las lágrimas antes de la entrevista tras ganar en Riviera. © Eoin Clarke | Golffile All photos usage must carry mandatory copyright credit (© Golffile | Eoin Clarke)

Bubba Watson rompió a llorar este domingo mientras se abrazaba a Ted Scott tras conquistar el Genesis Open. Nadie mejor que él y su caddie saben el calvario por el que ha pasado en los últimos dos años. Un calvario en silencio provocado por una enfermedad que le hizo perder más de veinte kilos en apenas unos meses. Una enfermedad que se niega a revelar y que sólo conoce su entorno más íntimo.

“No tenía la misma velocidad de bola y ya no podía pegar los golpes que hacía antes. Mi golf tocó fondo»

Han sido meses muy difíciles. Estaba débil, cansado y el swing no fluía de la misma manera. Bajó de 95 a 72 kilos, cuando su peso ideal es de 84, más o menos en lo que se encuentra ahora mismo. “Todo cambió”, confesaba ayer Bubba tras levantar el trofeo. “No tenía la misma velocidad de bola y ya no podía pegar los golpes que hacía antes. Mi golf tocó fondo. Nunca había jugado tan mal como el año pasado, no me reconocía y tuve que cambiar el swing”, confiesa.

Más que un triunfo esto es un aviso a navegantes

Y todo esto, en solitario, ya que como saben Watson es autodidacta. Nunca ha tenido entrenador ni piensa tenerlo. Es un golfista diferente. Así nació, así se hizo campeón y así morirá. El camino de vuelta ha sido realmente duro, hasta el punto de que se le pasaron muchas cosas por la cabeza. “Estuve cerca de dejarlo, al menos, se me pasó por la cabeza. No sabía si iba a ser capaz de jugar bien al golf de nuevo, de estar arriba en los ránkings, de ganar otra vez. Fue muy difícil”, afirma. Ahí, en su momento más bajo, es cuando apreció en escena su mujer. “A ella nunca se le pasó por la cabeza que lo dejara, simplemente me cogió un día y me dijo deja de lloriquear y ponte a jugar al golf. Ella es mucho más fuerte que yo”, asegura.

«Estuve cerca de dejarlo, al menos, se me pasó por la cabeza. No sabía si iba a ser capaz de jugar bien al golf de nuevo, de estar arriba en los ránkings, de ganar otra vez»

Poco a poco fue encajando piezas y empezó otra vez a pegar esos golpes suyos con efectos imposibles. Pero la duda total sobre si algún día volvería a verse al mejor Bubba no la disipó hasta ayer mismo, en el green del hoyo 18 de Riviera, cuando embocó el último putt. De ahí la catarata de lágrimas. Siempre ha sido un jugador muy emotivo, pero ayer había algo más en su reacción.

Bubba Watson es una marca registrada, un jugador único dentro y fuera del campo

Bubba es único y no quiere compararse con nadie. En el campo sólo hay que ver su swing, sus hooks y sus slices para saber que es una marca registrada. No hay otro igual. Y fuera del campo también. Le cuesta mirar a los ojos cuando habla con alguien, sufre ansiedad cuando se encuentra en una aglomeración de gente y tiene trastornos de concentración. Siempre ha admitido que su cabeza es digna de estudio.

Bubba Watson se abraza a su caddie, Ted Scott. © Eoin Clarke | Golffile
Bubba Watson se abraza a su caddie, Ted Scott. © Eoin Clarke | Golffile

Es peculiar también en su manera de afrontar las semanas de torneo. No es los que se ajusta a una rutina invariable de me levanto, entreno, juego, vuelvo a entrenar, ceno y me acuesto. Para nada. De hecho, no es fácil verle en el campo de prácticas. Esta semana, por ejemplo, aprovechando que estaba en Los Ángeles dedicó una noche a ver un espectáculo de monólogos y el viernes jugó el partido de ‘celebrities’ del All Star de la NBA.

Bubba Watson lanza de tres en el partido de las celebrities del All Star Game.
Bubba Watson lanza de tres en el partido de las celebrities del All Star Game.

El viernes por la noche jugó el partido de las ‘celebrities’ del All Star de la NBA

“Yo soy primer y único Bubba Watson”, aseguraba ayer cuando le preguntaban sobre su récord de tres victorias en Riviera, con las que igualaba a una leyenda como Ben Hogan. No le hace falta compararse con nadie. “No me importa si algún día me eligen para entrar en el Salón de la Fama, no lo necesito, para mí, mi Salón de la Fama ya lo he conseguido. Nadie, ni yo mismo, habría podido imaginar que iba a llegar a alcanzar diez victorias con mi manera de jugar al golf. No sé si algún día ganaré 30, 50 ó 100 torneos, pero para mí, ya es increíble lo que he conseguido”. Bubba, una especie única.