Inicio Grandes Circuitos PGA Tour DJ aniquila pero Jon se resiste a sacar la bandera blanca

DJ aniquila pero Jon se resiste a sacar la bandera blanca

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Jon Rahm, en el TOUR Championship © Getty Images | PGA Tour
Jon Rahm, en el TOUR Championship © Getty Images | PGA Tour

Firmar una tarjeta de 66 golpes, cuatro bajo par, en el fiero East Lake Golf Club, de calles estrechas, duras y reviradas, greenes rápidos y un rough que más que atrapar la bola directamente la engulle, debería ser motivo de celebración. Pero Jon Rahm (-13), exigente consigo mismo hasta límites insospechados, seguro que no se marcha satisfecho del todo tras lo vivido en la tercera ronda del TOUR Championship. Un día del movimiento que pudo exprimir más si cabe en su batalla por la FedEx Cup.

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Esta vez, al de Barrika, los errores desde el tee no lo penalizaron especialmente. Fue capaz de sacar su magia con recuperaciones milagrosas como la del 7, con su bola hundida a metro y medio de green, la del 8, después de visitar el rough en una zona imposible y aterrizar después en un búnker, o la del 9, también desde la arena. Pero su buen juego, especialmente en los segundos nueve hoyos, tardó demasiado en recibir el merecido premio, sobre todo, por su falta de acierto con el putter.

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Jon, después de un muy buen comienzo de ronda con birdies en el par cuatro del 3 y en el par cinco del 6 y de salvar con maestría las tres situaciones delicadas mencionadas, tuvo opciones de impulsar su candidatura al triunfo con opciones de birdie en el 11, 12, 13, 15 y 16, todas ellas prácticamente calcadas, con putts de entre 3,5 y 4,5 metros. Una secuencia de desaciertos que desesperaría a cualquiera y que amenazaba con dilapidar la paciencia de Jon, pero también en esto en los últimos meses su evolución ha sido extraordinaria.

Por suerte, esta nueva versión mucho más zen del español fue capaz de templar el ansia, mirar con perspectiva y seguir a lo suyo… hasta salirse con la suya. En el 17, después de un gran golpe desde el tee, clavó su approach a medio metro de la bandera. Un tirazo descomunal para firmar su tercer birdie del día. Y en el 18, tras fallar la salida y tirar a colocar, ejecutó otro hierro teledirigido para cerrar su vuelta con otro birdie más. Un buen putt. Una reacción de campeón que se resiste a enseñar la bandera blanca.

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Y eso que al otro lado, como si de vasos comunicantes se tratara, Dustin Johnson (-19) convirtió el putter que a Jon no terminó de funcionarle en su arma de destrucción masiva. El del Carolina del Sur las metió de todos los colores. Con esa forma de moverse por el campo, como si la película no fuera con él, poco a poco fue minando la moral de sus rivales con una lectura de los greenes sencillamente magistral hasta firmar 64 golpes, la mejor tarjeta del día. Dio la sensación por momentos de que podía meter todo lo que tiraba.

Mejoró y mucho con el driver respecto al sábado. Tampoco era difícil, después de su dos de catorce en calles de la segunda ronda. Y sus hierros siguieron funcionando bastante bien, con un alto porcentaje de greenes en regulación. Pero la clave estuvo en el golpe final. Hizo birdies de cerca, de lejos e incluso pateando desde fuera, como en el 12. De locos. Incluso la suerte se puso de su lado, como en el bote de la bola en el par tres del 9, que le dejó un birdie dado, o el que no dio en el 18, salvándole del búnker. Muy difícil seguirle el ritmo así.

De no ser por su único bogey del día, en el 11, el torneo estaría visto para sentencia, si es que no lo está ya. Si sigue jugando así, está claro que no habrá mucho que hacer. Pero si el lunes, Día del Trabajo en Estados Unidos, flaquea en el comienzo de su ronda, habrá mucha gente agazapada, esperando para atacar. Como Xander Schauffele (-14), el más regular en lo que va de semana en Atlanta, en un campo donde siempre se encuentra cómodo, Justin Thomas (-14), que se recuperó de su bajón del sábado. Y sobre todo, Jon Rahm, que no se rinde jamás. Ya lo ha demostrado y Dustin Johnson lo sabe bien. Seis golpes parecen una enormidad ante Dustin Johnson, pero el de Barrika, desde luego, lo va a intentar.

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