Brooks Koepka va emitiendo poco a poco signos más que evidentes de recuperación. Su primera vuelta en el RBC Heritage este jueves es uno de ellos. Entregó una tarjeta de 67 golpes (-4), la mejor de los siete torneos que ha disputado en el PGA Tour en 2020 y la quinta consecutiva bajo par. La semana pasada no se dejó ver por las alturas en el Charles Schwab Challenge, pero sí se las arregló para firmar cuatro rondas por debajo de 70 golpes.
Sí entregó dos tarjetas mejores en Abu Dhabi y Arabia Saudi, los dos torneos del European Tour que jugó a principios de año (66 y 65 golpes, respectivamente), pero no llegó a tener una continuidad de buenas actuaciones como ahora. Digamos aque aquellos fueron dos fogonazos y esto ya se parece más a una dinámica. Son pequeños pasos hacia adelante de un jugador que parece oler ya en la distancia el primer Grande del año, el PGA Championship, del que ha sido ganador en las dos últimas ediciones.
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Koepka está de vuelta no sólo en el campo de golf sino también delante del micrófono. Otro síntoma de su regreso. Se ve que su golf empieza a preocuparle menos y suelta más la lengua, como ha hecho siempre por otro lado desde que se situó en la zona noble del golf mundial y sintió que sus opiniones tenían peso y serían escuchadas.
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El vigente Número 3 del ranking mundial mostró su parecer sobre la conveniencia de que los jugadores profesionales lleven un micrófono durante las rondas de golf para que todos los espectadores puedan escuchar sus charlas con el caddie y sus reacciones después y antes de los golpes. Se ve que Koepka no está muy de acuerdo con el asunto y ofrece otra posible solución.
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«No sé por qué hace falta que llevemos micrófonos cuando a tres metros de mí hay siempre una persona con un micrófono gigante cogiendo todos los sonidos. Si los comentaristas se callaran en las retransmisiones, estoy seguro de que se oiría todo lo que decimos», espetó Koepka. Ya ven, como siempre, haciendo amigos…
Justin Thomas, en contra de llevar micrófono en los torneos
El PGA Tour ha puesto en marcha la iniciativa de los micrófonos para los jugadores en este regreso a la competición. La semana pasada en Colonial lo llevó Rickie Fowler y en el RBC Heritage ha sido el turno de Adam Hadwin. «Me parece una buena idea y quería probar», aseguró el canadiense. Otro que no está de acuerdo es Justin Thomas. «Sin que se me enfade nadie y con todos los respetos, las conversaciones que yo tenga con mi caddie durante una ronda de golf creo que son sólo asunto mío», explicó.
