Sergio García (-1) ha firmado un 70 en la primera ronda del RBC Heritage. No es un mal resultado, porque normalmente nunca puede serlo una tarjeta por debajo del par, pero de momento se ha quedado algo lejos de la cabeza provisional, que ocupa Ian Poulter (-7) una vez finalizado el turno de mañana en Harbour Town. Nada que no pueda subsanarse, pero lejos al fin y al cabo.
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El problema es que el español ha sido de lo mejorcito que se ha visto de tee a green, por lo que su resultado se nos antoja un poco corto. ¿Ha pateado García horrorosamente mal? Pues tampoco podría afirmarse tal cosa, si tenemos en cuenta que ha enchufado dos putts de birdie desde tres o cuatro metros. Sin embargo, hay una estadística absolutamente reveladora que muestra a las claras por qué Sergio no está ahora mismo ahí arriba, cómodamente instalado en el top ten del torneo. El castellonense, por esos caprichos del destino, ha pateado hoy hasta en siete ocasiones desde una distancia muy similar que iba de los cuatro a los cinco pies (de 1,20 a 1,5 metros, aproximadamente), y ha embocado cuatro, bien fuera para salvar pares o para hacer algún birdie.
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Y en estas distancias, justo en estas, la ley del golfista profesional de élite dicta sentencia de modo inexorable. Pensemos sólo en este dato: en la temporada 2018-2019 Graeme McDowell, que fue el mejor pateador desde los cinco pies de distancia en el PGA Tour, sólo falló tres putts desde esta distancia en 75 vueltas… Hay que pensar que, para estos jugadores, a lo largo de todo un año, todo lo que sea embocar menos del noventa por ciento desde estas distancias ya es un porcentaje malo, tirando a muy malo, y Sergio, en una sola ronda hoy ha metido sólo el 58 por ciento (4/7).
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Cualquier análisis que se haga de la vuelta de hoy de Sergio debe pasar por este hándicap, pero hay otra realidad a la que el español puede y debe agarrarse, que nos muestra por un lado su finura de tee a green, a pesar de haber mandado una bola al agua desde el tee del 10, donde luego salvaba un excelente bogey, y por otro lado una buena actitud, pues se le ha visto metido y luchando hasta el último suspiro.
