Inicio Grandes Circuitos PGA Tour El día que Koepka tocó fondo y pensó que ya nunca volvería...
Las sinceras confesiones de Brooks Koepka tras ganar más de 500 días después

El día que Koepka tocó fondo y pensó que ya nunca volvería a ser el mismo

Compartir
Brooks Koepka, durante el Waste Management Phoenix Open. (Photo by Christian Petersen/Getty Images)

Brooks Koepka se abrió en canal este domingo después de levantar el trofeo de campeón del Waste Management Phoenix Open. El fenomenal golfista de Florida lo ha pasado faltal. Sin medias tintas. Ha estado mucho tiempo encerrado con sus miedos, incertidumbres y frustraciones, ha tocado fondo y ha dudado de todo. Es la otra realidad del deporte, la más dura y cruel, la del atleta lesionado que no sabe si su carrera ha terminado o, al menos, volverá a ser como antes. 

Brooks Koepka vuelve a ser el mejor en el río revuelto

Koepka, recordemos, es un súper campeón. Ha ganado cuatro Grandes. Sólo Tiger Woods y Phil Mickelson tienen más entre los golfistas en activo. Además, ha sido 47 semanas Número 1 del mundo. Con todo ello sobre la mesa, encoge aún más la sinceridad y fragilidad de su discurso tras ganar en el TPC Scottsdale. «Siento que estoy de vuelta después de haber pasado por épocas muy oscuras en el último año y medio. Hubo momentos, durante dos meses, en los que me preguntaba seriamente si algún día volvería a ser de nuevo el mismo jugador. Hubo momentos en que por mucho trabajo que pusiera en mi rodilla no veía progresos. Esto es lo más frustrante, cuando ves que no vas a ningún lado», explica.

A todo esto no se llega de la noche a la mañana, es un proceso plagado de inseguridades. Koepka tiene muy bien situado el día que tocó fondo. «Fue en el Memorial del año pasado. El dolor era insoportable. Me habían dicho que me rodilla iba a ser la misma, pero la frustración en ese momento era enorme porque estaba jugando sin reconocerme, no movía el palo igual, no era capaz de hacer lo mismo de antes, trataba de competir pero no podía. Era frustrante para todos, pero yo no quería parar. No me quería retirar de los torneos, quería jugar, ponerle corazón… Tengo que decir que estaba equivocado. Debí parar. Ahora ya estoy donde quiero estar técnica, física y mentalmente», señala.

El golpe prodigioso que catapultó a Koepka al triunfo en Phoenix

El punto de inflexión más importante llegó hace dos semanas en La Jolla, durante el The American Express, donde falló el corte. «Estuve hablando con Derek, mi preparador físico, y llegamos a la conclusión de que había que resetear, teníamos que dejar atrás ya las dudas, la oscuridad y las lágrimas. Me ha costado mucho salir de ahí», admite. Y es que las molestias han sido peores de lo que cualquiera pudiera pensar. «Todos los golpes donde la rodilla estaba flexionada y necesitaba hacer fuerza con los cuádriceps, glúteos eran muy dolorosos. Lo peor era en los búnkers, al agacharme veía las estrellas. Ahora ya no necesito 30 minutos después de levantarme para poder sentir bien la rodilla. Estoy sano y eso lo hace todo más fácil», revela.

Lo que dice del Número 1 la decisión que tomó en el 17

Otro aspecto importante que Koepka echa de menos y que le ha afectado en su regreso al máximo nivel ha sido la ausencia de público. «Hace semanas que estoy al ciento por ciento físicamente, pero la verdad es que me ha costado tener la cabeza completamente metida en los torneos sin el público. Me falta energía. Necesito resolver esto porque no sabemos cuándo van a poder volver los aficionados. Echo de menos la presión, el ambiente, el público, estoy seguro de que mis mejores resultados vendrán cuando los aficionados vuelvan a los campos», revela.

Así se reparte la bolsa de premios del Waste Management Phoenix Open

En cuanto a su victoria en Arizona, su mayor alegría es comprobar que su instinto de ‘killer’ sigue intacto. «Estoy muy contento por los golpes que he pegado al final. Sólo Dios sabe la de tiempo que hacía que no estaba en esa situación, por lo que ver que he podido pegar esos golpes a los que estaba acostumbrado cuando estaba ahí y es una gran sensación. Siempre pensé que tenía opciones de ganar. Creo que en el 12 me dijo Ricky (su caddie) vamos que estamos ahí. Sólo necesitamos una buena racha y podemos ganar. Nunca sabes lo que puede ocurrir», apunta.

Ahora que parece estar de vuelta, Koepka no se quiere olvidar de los que le han ayudado en todos estos años, con una mención especial a sus entrenadores. En este sentido, desvela una curiosa anécdota con Pete Cowen. «Los tres entrenadores que han cambiado mi carrera son Butch Harmon, Pete Cowen y Claude Harmon. Los dos primeros son de la vieja escuela, brutalmente honestos. Saben lo que te tienen que decir y cómo motivarte en cada momento. Recuerdo a Pete gritándome antes del US Open de Erin Hills diciéndome que no ganaría nunca. Sin ellos habría sido imposible».

¿Cuál es el mejor juego de palos que puedo comprar a un niño?