Gonzalo Fernández Castaño debería estar en el Open de España. Es lo que él hubiera querido. Sin duda. Pocos han defendido al Open de su país como el jugador madrileño. Sin embargo, su delicada situación en el PGA Tour, donde necesita sumar para mantener la tarjeta, le han obligado a tomar la decisión de estar en Quail Hollow y no en El Prat. Este jueves arranca el Wells Fargo Championship, con un ojo puesto en Gonzalo y el otro en Rory McIlroy.
Fernández Castaño se encuentra en la posición 184ª de la FedEX Cup, muy lejos de ese puesto 125º que asegura la tarjeta para la próxima temporada y que te abre las puertas de los playoffs finales. El puesto 125º es ocupado ahora mismo por Ken Duke, con 256 puntos, mientras que Gonzalo suma 77. La diferencia es notable y obliga al madrileño a apretar el acelerador cuando antes.
No parece Quail Hollow el mejor escenario posible para un golfista que no anda precisamente con la confianza por las nubes. Es un recorrido muy exigente, que demanda lo mejor de tee a green y que presenta el final más complicado de todo el año, a excepción hecha de los majors. El hoyo 17 (par 3) se juega con una media histórica de 0.342 por encima del par, mientras que el 18 se juega 0.452 por encima. Dos enemigos de campeonato.
No es un test fácil, pero si algo ha demostrado Gonzalo a lo largo y ancho de su carrera, es que lucha como el que más y que consigue adaptarse mejor a un campo donde el par es un resultado valioso que a otro donde hay festivales de birdies cada jornada.
Además de Gonzalo, habrá que estar muy pendientes de Rory McIlroy. Quail Hollow son sus dominios, aquí ha ganado una vez, ha hecho cuatro top 5 en cinco intentos y ha firmado la tarjeta más baja de su carrera (62 golpes). No es el favorito, es lo siguiente.
Junto a McIlroy, habrá que tener muy en cuenta a Patrick Reed, Matsuyama, Bill Haas, Jim Furyk, Mickelson, o los sorprendentes Kevin Kisner y Ben Martin.
