– Bryson DeChambeau asegura que ha aprendido la lección y que a partir de ahora mantendrá la boca cerrada. Es la consecuencia derivada del fuera de límites a traición colocado por el PGA Tour en el hoyo 18 del TPC Sawgrass. La medida se adoptó para cercenar los planes del golfista californiano de jugar el golpe de salida a la calle del 9, un plan que desveló con transparencia, valentía y honestidad tras ganar en Bay Hill. Ovación cerrada para el PGA Tour… Escrito con la mayor carga irónica posible.
DeChambeau sortea todos los obstáculos con soltura
Esto es lo que se dice pegarse un tiro en el pie. DeChambeau es único y esto se traduce en espectáculo. El espectáculo atrae aficionados a los campos y a las retransmisiones, no sólo porque coge líneas estrambóticas que otros no pueden y, ojo, no se atreven, sino porque además trabaja como nadie, juega muy bien al golf y gana. Es el vivo ejemplo de cómo superar tus propios límites para ser mejor. Esto es deporte. Es la esencia de la competición.
Meter a DeChambeau en una camisa de fuerza es de una torpeza infinita, además de algo injusto. El PGA Tour debería haber creado las condiciones para que Bryson pudiera haber jugado por el 9 con seguridad. Si no puede haber público allí, que no haya, como ocurre en tantas y tantas zonas de los diferentes campos que se juegan durante el año.
Jon sofoca el incendio a tiempo
No hablamos de favorecer a DeChambeau, por supuesto, sino de no ponerle palos en la rueda de manera improvisada, con nocturnidad y alevosía. Por lo pronto, parece que nos vamos a quedar sin una sabrosa salsa previa a los torneos. Erea divertidísimo saber qué se había sacado de la chistera para el siguiente campo, por dónde iba a pegar este o aquel golpe, si iba a tirar a green y cómo lo iba a hacer. Era un aliciente más.
DeChambeau ha sido un caballero, como siempre. Ha dicho que entiende la decisión del PGA Tour, pero que se acabó eso de ir aireando los planes antes de tiempo. Se los guardará para él y habrá que esperar a los torneos para verlo. Felicidades, PGA Tour.
Cualquiera le dice ahora a Sergio que no ande trasteando en la bolsa…
– Viktor Hovland dio una lección ayer en la primera vuelta del THE PLAYERS más sana y ejemplar que su propio buen golf. El noruego, al acabar su ronda, se dio cuenta de que se había equivocado al reponer su bola en el green del hoyo 15, se lo dijo a los árbitros y le impusieron dos golpes de penalidad. Nadie más se había percatado. Lo que ocurrió fue que Justin Thomas le pidió que moviera su marca en el green porque interfería en su línea para patear. Cuando llegó el momento de reponer la marca en su sitio, se equivocó y la movió en la misma dirección en lugar de regresar a la posición original. Es decir, si tuvo que moverla una cabeza a la izquierda, en el momento de reponerla volvió a llevarla a la izquierda, en lugar de recupera hacia la derecha. Así las cosas, el noruego terminó con una vuelta de par o no -2. Un varapalo en cuanto al resultado, pero estos gestos sólo producen más grandeza.
El señor naufragio de An en el 17 del THE PLAYERS: ¡11 golpes!
– Steve Stricker se despertó ayer por la mañana en su cama de Naples y se acostó en Ponte Vedra Beach con una tarjeta de dos bajo par en la primera ronda del THE PLAYERS. Entre una y otra localidad de Florida hay 527 kilómetros. El veterano golfista de Wisconsin fue advertido el miércoles por la tarde de que era el segundo reserva en el torneo y que tanto Harris English como Justin Rose estaban con molestias. Nada más conocer esa información, Stricker se aseguró de tener un avión privado para viajar el mismo jueves a Sawgrass si fuera necesario. El jueves a las 6.45 de la mañana lo despierta una llama de teléfono y le informan de que Harris English ha caído y que se queda como primer reserva. «Pregunté y me dijeron que Justin Rose no había dado ninguna bola durante la semana, así que me puse en marcha. El avión despegó a las 08.45 y aterrizó a las 9.35 en Ponte Vedra. Fui directo al campo, me hice la PCR y cuando obtuve los resultados me dio tiempo a dar unas bolas, chipear, patear y salir a jugar…», explica. Como ven, no se puso demasiado nervioso…
– La escabechina del hoyo 17 fue de época. Un total de 35 bolas (y contando porque la ronda no ha terminado) se fueron al agua, la segunda cifra más alta en la historia del THE PLAYERS tras las 50 de la primera ronda de 2007. Cuatro de esas bolas fueron de Byeong Hun An (11), tres pertenecían a Kevin Na (8) y dos a Charl Schwartzel (8). La media de golpes fue de 3,33, el segundo hoyo más difícil del día después del siempre terrorífico 18. En 2020 sólo tres bolas acabaron en el agua en la primera (y única) jornada y la media fue de par.
Los mejores golpes de la gran primera ronda de Sergio García en el THE PLAYERS
¿Qué pasó ayer? ¿Por qué fue tan difícil el mítico hoyo 17? Hay dos versiones. La más extendida es que el green del 17 estaba considerablemente más duro que el resto. «En el hoyo 2 pegué un hierro 5 a green y rodó ocho pasos y en el 17 pegué un wedge y rodó seis pasos hasta el agua. Este green siempre está un poco más duro que el resto porque está más expuesto al sol y al viento, pero la diferencia ayer era excesiva», aseguró Justin Thomas tras hacer doble bogey mandando también su bola al agua.
Podcast: Todo lo que hay que saber del THE PLAYERS… y algo más
La otra versión es la posición de la bandera. No ha sido distinta a otros años, pero sin excesivo viento y con un palo tan corto en las manos a los golfistas les sigue costando contener las ganas de ir a por la bandera. Además, en general los greenes estaban receptivos por lo que muchos fueron a por el trapo y acabaron largos en el agua. «Nunca olvidaré una ronda de prácticas que jugué aquí con Nick Price. Me dijo que todos los días había que jugar al mismo sitio en el 17, al corazón del green por la derecha. Olvídate de la bandera y así lo juego yo siempre», afirmó Lee Westwood. Ayer fue a ese sitio, a 15 metros del hoyo, dos putts y par.
