Harris English (-13) se ha llevado el Travelers Championship al batir a Kramer Hickok (-13) en un maratoniano desempate que se dilucidaba en el octavo hoyo, ni más ni menos. Esta peculiar situación, la de un play off a ocho hoyos, se había dado otras cinco veces en la historia del PGA Tour y sólo en una ocasión, en 1949, un desempate había sido más largo, aunque en aquella ocasión Lloyd Mangrum y Cary Middlecoff fueron declarados ambos ganadores (Motor City Open), ya de noche, después de disputar hasta once hoyos sin que se deshiciera el empate.
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Dos horas antes del desenlace final English casi llegó a sentirse ganador después de embocar un putt de ocho metros en el hoyo 72 del torneo, que en aquel momento lo situaba líder por una, pero Hickok lo emulaba con otro gran birdie y no quedaba más remedio que salir a un play off en el que ambos, repartiéndose la alternativas, llegaban a encadenar siete pares consecutivos. En el octavo hoyo, al fin, English embocaba un putt de birdie ciertamente parecido a aquel del hoyo 72, aunque más corto. De este modo, Hickok tendrá que seguir esperando para obtener su primer triunfo en el PGA Tour, mientras que el ganador suma ya dos triunfos esta temporada y cuatro en toda su carrera.
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Queda claro, en todo caso, que el circunspecto English ha dado un salto de calidad tremendo una vez pasada la treintena (tiene ahora 31 años). Llegaba al TPC River Highlands (Cromwell, Connecticut) como Número 19 del mundo después del tercer puesto cosechado el domingo anterior en el US Open, su mejor clasificación en el ranking mundial, que obviamente aún va a mejorar más tras este triunfo, y su mejor actuación en un Grande. El espigado jugador de Georgia, de swing rítmico y consistente, ha dejado de ser un gran jugador para convertirse en otro algo más especial, aunque resta por ver cuánto tiempo mantiene este nivel, cuánto tiempo, por ejemplo, se mantiene dentro del top 25 del mundo, cuestión que verdaderamente define a los más grandes. En cuanto a Hickok… Hoy desde luego ha dejado claro que puede ser un rival muy duro de batir y, a pesar del varapalo, también es seguro que esta semana marcará en su carrera un punto de inflexión.
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Después de un desempate tan emocionante (y largo, sobre todo largo, no nos engañemos), cuesta un mundo rebobinar, pero es obligatorio reseñar el terrible, caótico y cruel final de vuelta de Bubba Watson (-7), que parecía caminar con paso firme hacia su cuarta victoria en el Travelers cuando se subía al tee del hoyo 14 y firmaba un tenebroso parcial de seis arriba (cuatro bogeys y un doble bogey) en los últimos cinco hoyos. De locos.
