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Javier Ballesteros nos cuenta su experiencia en el PNC Championship en 2002 y 2003

Hay alguien que sabe bien lo que Charlie Woods va a sentir esta semana…

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La insignia que le dieron a Javier Ballesteros por jugar el PNC Championship en 2003.

Charlie Woods vivirá este fin de semana una experiencia que se le quedará grabada a fuego en su memoria el resto de sus días… o quizá no, quién sabe, es posible que lo olvide con el paso de los años, pero de lo que no queda ninguna duda es de que a sus once primaveras se lo va a pasar bien y su padre, el mítico Tiger, va a disfrutar como un enano. Ya saben que padre e hijo van a jugar juntos en el PNC Championship, el torneo no oficial del PGA Tour que reúne a padres e hijos en una competición ‘scramble’ (cada pareja elige el mejor golpe de salida y desde ahí cada uno juega su propia bola) a 36 hoyos que se disputará sábado y domingo.

No es fácil ponerse en la piel de Charlie, de lo que estará sintiendo, de los nervios, las ganas, la ilusión… Si alguien puede hacerlo es Javier Ballesteros, el hijo mayor de Seve. Él jugó este mismo torneo hace ya casi veinte años. Lo disputó en 2002 en Bahamas y en 2003 en Florida. La primera vez apenas tenía doce añitos. «Pues llevo un rato pensando y la verdad es que no me acuerdo de mucho… Sé que la primera vez fue en el Ocean Club de Bahamas, estábamos en un hotel espectacular y fuimos toda la familia al completo. Fueron unas vacaciones y nos lo pasamos muy, muy bien. Eso no se me olvida», asegura el primogénito de Seve a Ten Golf camino a Cantabria para pasar las fiestas tras otra dura jornada de trabajo en el campo de prácticas junto a David Castillo, su entrenador.

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Le cuesta poner en pie cosas que ocurrieran en el campo de golf. No le viene a la cabeza a bote pronto algún golpe o anécdota, pero sí hay imágenes sueltas que en sí mismas ya son una gozada. «Me acuerdo de estar con Jack Nicklaus, Sean Connery, que andaba por allí, de entrenar con Lee Treviño, que habla español y estuvo simpatiquísimo, y hace poco me contactó por las redes sociales una persona desde la cuenta de Scottish Golf Museum para decirme que tenía mi peto de caddie y el de mi padre de aquel torneo. Creo que el primer año jugamos con Bernhard Langer y su hijo y el segundo con Mark O’Meara y su hijo y Lanny Wadkins«, asegura.

Del golf o la competición no hay muchos detalles en su cabeza, quizá esté más que justificado. La memoria puede ser muy caprichosa, pero también muy lista. «Lo único que recuerdo es que los dos años quedamos últimos… Pero bueno, tenía también su explicación. Mi padre ya no estaba con su mejor juego y yo era el más pequeño allí… En cualquier caso, la verdad es que nos lo pasamos en grande y los recuerdos son muy buenos», afirma Javier con una sonrisa. Aún guarda la chapa que le dieron por participar en el torneo en 2003, cuando se jugó en el Champions Gate de Florida. Es la imagen que ilustra este artículo.

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En cuanto a la participación de Tiger Woods y Charlie, Javier, un auténtico loco del golf en el mejor de los sentidos, asegura que estará bastante pendiente. «Se ha levantado mucho revuelo y lo entiendo perfectamente. Primero por Tiger Woods, es lógico, para mí no sólo es el mejor golfista de la historia sino el deportista más grande de todos los tiempos. Es una opinión personal, pero lo digo por todo lo que ha hecho por el golf, por lo que ha cambiado este deporte, por el impacto que ha causado. Es un torneo divertido y no me lo voy a perder. Tengo curiosidad por ver a Charlie. Algún vídeo suyo he cazado por las redes sociales y no le pega nada mal. También quiero ver al hijo de John Daly, que juega muy bien», explica.

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En cuanto a la presión que va a recibir Charlie por la atención tan grande que hay puesta sobre él, Javier no cree que vaya a ser un problema. «Me da a mí que debe estar curado de espanto. Seguro que está acostumbrado a ser el centro de atención allá por dónde va con su padre. La verdad es que no creo que le afecte demasiado. Estoy seguro de que va a disfrutar muchísimo y no se va a dar demasiada cuenta de todo lo que rodea.