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Ras de hierba de la primera jornada del Sentry Tournament of Champions

Pinceladas impertinentes de la primera jornada del Sentry Tournament

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Justin Thomas, colíder tras la primera jornada del Sentry Tournament of Champions. © Golffile | Ken Murray
Justin Thomas, colíder tras la primera jornada del Sentry Tournament of Champions. © Golffile | Ken Murray

¿Año nuevo, vida nueva? Así, de golpe y porrazo, quizá sea mucho decir, pues darle a la vida un giro normalmente cuesta un rato… Pero el amanecer de un nuevo año, tal y como están configurados los calendarios de los grandes circuitos, sí suele ser tiempo de nuevos propósitos o aspiraciones en el mundo del golf. Algunas de estas metas perduran y otras en febrero ya son historia…

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Hay quien se ha metido a renovar su swing o puede que se trate sólo de un pequeño detalle técnico. Alguno va más allá, hacia aspectos de perfil más emocional y hay quien solo trata de aplicar alguna lección concreta que ha aprendido. También los periodistas solemos orientar las preguntas hacia estas cuestiones en estos tiempos, así que ayer, después de la primera ronda del Sentry Tournament of Champions, tuvimos un poco de todo. Justin Thomas, uno de los dos colíderes, reconocía por ejemplo que se había dado cuenta de que a lo largo de su corta pero intensa carrera profesional había descuidado demasiado el trabajo en el mes de diciembre. Mucha comida, festejo y muy poquito trabajo. Cuesta imaginarse al de Kentucky ocioso y sin afeitar, pero por lo visto así era…

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Sin embargo, el hecho de jugar la Presidents Cup a mediados de diciembre en 2019 le obligó a mantenerse más rodado y a limitar los ‘excesos’ en el parón navideño y llegó muy engrasado al Sentry, que ganó hace doce meses. De este modo, este año ha replicado aquello y de momento es obvio que le ha vuelto a ir bien. Las pruebas al respecto (vuelta de 65 golpes) son contundentes.

El otro colíder, Harris English, atraviesa por el mejor momento de su carrera. No en vano, finalizaba el año 2020 en el puesto más alto del ranking mundial que jamás había ocupado (28º). Y el de Georgia también lo achaca en buena parte a una línea de trabajo muy sencilla y concreta que viene realizando con su entrenador, Justin Parsons, y que tiene que ver paradójicamente con tocar muy poquitas cosas… “Diría que entre 2017 y 2019 en cada torneo que jugaba mi swing era diferente”, ha señalado. Vamos, lo que nos pasa muchas veces a los amateurs de hoyo en hoyo, más que de torneo en torneo… El caso es que a Parsons finalmente le ha convencido de que es mejor apuntalar lo que ya se tiene y fijar algunas pequeñas pero trascendentales cosas, como pueda ser la alineación. Si además se tiene el swing rítmico y elegante de English, más razones hay de cambiar poco o nada…

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Lo de Patrick Reed ha sido algo más profundo y complicado, aunque no viene exactamente del parón navideño, sino de algunas semanas más atrás. Reed cambiaba de entrenador hace unos meses, justo después del US Open del pasado septiembre y se ponía bajo la supervisión de un gurú clásico como David Leadbetter, aunque ha sido ahora, durante las últimas semanas, cuando más ha podido avanzar y apuntalar los cambios. Y es interesante lo que cuenta el texano al respecto, porque además de realizar algunas modificaciones destinadas a dar mayor consistencia a su juego largo, buena parte del trabajo con Leadbetter está orientado a que Reed sepa discernir la causa (o el cómo y el porqué) de sus errores, de tal modo que se vea capaz de corregirlos, incluso sobre la marcha, “literalmente en mitad de una ronda de competición”, puntualiza el jugador. O sea, justo lo que intentamos la mayoría de los amateurs en lo que va de un golpe a otro, normalmente con fatales consecuencias…

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Las declaraciones post vuelta de ayer de Patrick Cantlay derivaban más hacia el proceloso mundo de lo emocional y la preparación mental. Cantlay no descubría nada nuevo, pero nunca está de más recordarlo. Se refería a la forma de pensar de muchos grandes jugadores, que incluso llegan a rendir más y mejor de lo que a priori sus habilidades deberían permitirles: “Te levantas por la mañana, vas hacia el campo y estás excitado cuando llegas, estás en la calle de prácticas y piensas: hoy voy a ganar a todos… Todo esto forma parte del hecho de ser un gran jugador de golf. Creo que tienes que tener esa firme creencia para poder ganar y tener éxito. Las personas que creen en sí mismas y piensan que son los mejores de todos los tiempos normalmente lo harán mejor que aquellos que piensan pobre de mi, no soy muy bueno…”.

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Quién sabe, a lo mejor por eso Cantlay gasta ese gesto ceñudo en el campo, que el muchacho apenas sonríe después de embocarla desde la calle (dicho sea con todo el respeto y cariño; vamos a empezar con buen pie el 2021).