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El de Barrika pasa revista en la previa del Farmers Insurance Open

Jon Rahm desvela su preparación de campo ideal

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Jon Rahm ha comparecido este martes en la sala de prensa de Torrey Pines, en la previa del Farmers Insurance Open, para repasar, entre otras cuestiones, cómo afronta su regreso al torneo en que logró la primera victoria de su carrera en el PGA Tour, hace cinco años, y al escenario en el que el pasado verano conquistó el US Open, primer major de su palmarés. Una comparecencia en la que ha aprovechado, además, para desvelar cuál sería su preparación de campo ideal.

«Depende mucho del campo, pero me gustaría una configuración que supusiera un desafío en todos los aspectos del juego. Me gusta que las calles sean estrechas, que el rough sea lo suficientemente duro como para que si no estás en la calle, no puedas alcanzar el green como quieras. Y también que los greenes sean firmes. No ridículamente firmes, sino con la velocidad adecuada. Aquí, por ejemplo, el 13, con lo inclinado que está, sería injugable si fuera muy firme. En resumen, creo que un campo de golf que desafiara todos los aspectos del juego serviría para encontrar al mejor jugador, al más completo, el que si pierde algo debe compensarlo con otros aspectos de su juego. Aunque esa pregunta depende en gran medida del campo en que se esté jugando, de la climatología, de dónde estés…», ha señalado Jon.

En este sentido, el de Barrika ha querido dejar claro que hay muchos campos que cumplen estos requisitos: «Hay campos que van a ser desafiantes siempre, como este. También depende de la época del año, porque si tienes mal tiempo cambian algunas cosas. Hay semanas que van a ser siempre un desafío. Como jugar en Los Ángeles, en Riviera, que no importa cómo, pero sus greenes siempre son desafiantes. El Memorial también es un reto. Colonial, aunque no es una locura, siempre es un desafío. Los majors siempre son un reto, el The Players también… En muchos campos el diseño es más importante  que la preparación en sí. Juegas diferentes configuraciones, greenes firmes o receptivos, y la resultado al final siempre es la misma. Y en los años en que la climatología se complica, los resultados altos son una locura…».

La semana pasada, en la previa del American Express, Jon habló a fondo de su conexión con Torrey Pines, un lugar muy especial para él y un campo que le trae grandes recuerdos. Esta vez se ha referido a sus rutinas cada vez que está en San Diego para disputar este torneo, que lejos de supersticiones, se centran más en los lugares que le gusta visitar para ir a comer: «No soy supersticioso en absoluto, si acaso, mínimamente supersticioso, pero hay algunos lugares a los que siempre me gusta ir. Ayer no pude, pero probablemente lo haga antes de irme, siempre voy al Ken Sushi Workshop, es un ‘must’ para mí. Si hablas de sushi, creo que es el sitio donde he tenido mis mejores experiencias. No pude ir en Tokio y probar allí, pero he escuchado ya a alguna gente diciendo que esto es como estar allí. Y luego un par de sitios más, si voy a Callaway, siempre compro sandwiches en Mendocino Farms. También voy siempre a Urban Plates. Y por las mañanas intento hacer una parada, a lo mejor no siempre, en Bird Rock Coffee«.

No extraña que Rahm sea todo un ‘experto’ en la agenda gastronómica de San Diego porque, como él mismo ha explicado después, sus visitas a la ciudad californiana, una de sus preferidas, son habituales: «Oh sí, vengo a menudo. Es la ciudad favorita de mi familia. Hasta hace poco, mi entrenador de swing. Dave Phillips, vivía aquí y pasaba mucho tiempo con él. Y el hecho de que la sede de Callaway esté aquí también me sirve para venir. Muchas veces, cuando siento que necesito un fin de semana sin distracciones, vengo a practicar. Así que probablemente esté aquí una vez cada dos meses o así. Unas seis veces al año es una buena estimación, como poco».

Jon ha pasado muy de puntillas sobre la polémica con Patrick Reed en la edición del pasado año, aunque dejó claro que «ganó por cinco golpes, así que jugó bastante mejor que los demás con diferencia». Y aprovechó para destacar un aspecto concreto del juego del golfista texano: «Patrick tiene uno de los mejores juegos cortos del circuito, si no el mejor, semana tras semana». Y a partir de ahí, prefirió centrarse en historias más personales, como la que ha contado respecto a una de las aficiones de su padre. Cuestionado sobre la posibilidad de practicar parapente, uno de los deportes más famosos en San Diego, el de Barrika ha dicho: «Mi padre volaba en parapente. Todavía no sé cómo tuvo las agallas de salir corriendo y saltar por un precipicio… Yo no tengo interés ni siquiera de estar cerca, no hay ninguna posibilidad».

«Es divertido porque en el US Open mi padre los estaba viendo y en el 4, que estaban muy cerca, le pregunté: ‘¿Serías capaz de hacerlo?’ No ha volado desde hace más de 20 años y la tecnología seguro que ha cambiado. Y obviamente dijo ‘no hay problema’. Le encantaría hacerlo, pero mi madre y yo le decimos que tendría que ponerse un paracaídas… La última vez que lo hizo se rompió un codo en un aterrizaje forzoso. Creo que fue entonces cuando mis padres dijeron: ‘Ahora somos padres, no lo volverás a hacer’. Y por lo que a mí respecta, no tengo ningún interés en probar. Verlo está bien. Debe ser una experiencia muy emocionante. Por suerte mi padre encontró luego el golf y pensó que esto sería un poco más seguro para mi corazón», ha detallado Jon

Para terminar, Rahm se refirió a un polémico vídeo filtrado estos días en las redes sociales en el que se le veía reflexionando en voz alta sobre la preparación del Stadium Course de La Quinta en el que se jugó la semana pasada el American Express: «¿Mi reacción? Creo que el vídeo lo dice todo… A ver, somos el PGA Tour, aquí estamos los mejores golfistas del planeta y estamos jugando un campo donde perder la calle no significa absolutamente nada. Hubo momentos en que fallar la calle por una pulgada era peor que hacerlo por 20 yardas y eso para mí es un error».

«También entiendo que estamos en el desierto y no se puede sembrar todo el campo. Pero creo que no puede ser que juguemos al golf con cero rough. Evidentemente, si hubiera sabido que alguien estaba grabando no lo habría dicho como lo dije, sólo estaba pensando en voz alta y dejando salir parte de la frustración que sentía. No importaba dónde golpearas que siempre podrías llevar la bola a green y eso convertía el torneo en un concurso de putts, en ver quién puede embocarlos. No se prima ningún otro aspecto. En cuanto al torneo, con la forma en que pegué a la bola y que pateé, en un campo con la preparación de un major, seguramente no habría pasado ni el corte y mucho menos terminar 14º, o no debería haberlo hecho, creo. Fue demasiado», ha finalizado.