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El español se agarra a la experiencia en la ronda final para vencer al combativo Thompson

El manual de resistencia eleva (más aún) a los altares a Jon Rahm

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Jon Rahm
Jon Rahm posa con el trofeo de ganador del American Express. | PGA Tour

«No pain, no gain», dicen los anglosajones. «Sin sacrificio, no hay recompensa», afirmamos por estos lares. Jon Rahm (-27) sufrió lo indecible, como un titán, en la ronda final del American Express para alzarse con su novena corona en el PGA Tour, la segunda consecutiva después de la machada a principios de enero en Hawái en el Sentry Tournament, y auparse a la primera posición de la FedEx y a la tercera del ranking mundial. El padecimiento y los nervios fueron brutales en una emocionantísima vuelta en la que el estadounidense Davis Thompson, un novato de 23 años, siempre dio la cara, bravo por él, poniendo al español contra las cuerdas durante los 18 hoyos, sin que ninguno cuajara su mejor golf.

¿Quién creía que esto iba a ser fácil? En el golf de élite, todos los jugadores son excelentes. Esto, que parece una perogrullada, no lo es, como bien comentó tras los primeros 54 hoyos el titán de Barrika cuando le preguntaron que prácticamente la victoria era pan comido teniendo como oponente a un rookie sin callo en el circuito americano. ¿Coser y cantar? Ni en sueños. Hubo mucho estrés en el valle de Coachella, una tortura psicológica para el crack español y un chico que vendió muy cara su piel. Ninguno desplegó su mejor golf, ni de lejos, pero el vasco templó los nervios en los hoyos decisivos, donde sale a relucir la diferencia entre los grandes y el resto de los mortales.

No se arrugó el muchacho contra el león de Barrika. Y ninguno se desfondó ante la manada de hienas que daban bocados al Stadium Course con unos tarjetones que metían mucha presión a la pareja que partía líder con 23 menos. Nadie que ver este domingo con el juego de Rahm y de Thompson en las tres primeras jornadas. Sin embargo, resistieron ambos los embates de los Schauffele, Kirk, Montgomery… con vueltas entre -10 y -6 que hicieron peligrar el triunfo de uno de los dos favoritos.

Rahm, en modo galáctico, quiso desmoralizar a Thompson y a Poston (pareja que suena a Hernández y Fernández de Tintín), con quienes compartía partido estelar, con dos primeros hoyos de ensueño: birdie y birdie, ambos dados. «Aquí estoy yo, el mejor del mundo en estos momentos», pudo pensar el vizcaíno para que quedaran bien claritas las cosas. Pero igual que se atascó el putter en el último tercio de la vuelta sabatina, lo mismo ocurrió tras esos dos primeros zarpazos. Thompson, sin inmutarse, iba a lo suyo, con parsimonia, pero sin miedo, al menos en apariencia. Respondió el yanqui con un acierto en el 4, aunque en su principal especialidad los dos primeros días (los pares 5), el hombre-águila (cinco eagles en 36 hoyos) mandó la bola al agua en el 5. Salvó un bogey prodigioso y Rahm pinchó al no embocar para birdie. Uno arriba.

No había descanso para Jon, que vio cómo Thompson recortaba a uno la distancia con un putt de fantasía en el 6. Y por detrás empezaba a animarse el percal con un desatado Schauffele después de hacer un albatros (el número 132 en el PGA Tour desde 1983) en el 5 que lo propulsó a la estratosfera. Los eagles y los birdies iban cayendo de lo lindo por atrás y la clasificación se apretaba, aunque Rahm, todo sea dicho, nunca perdió la delantera.

Los putts de Jon no entraban, se acercaban, lamían el agujero, la bola le hacía una corbata… Había que sacar el manual de resistencia (con perdón por citar el libro de Pedro Sánchez). Paciencia, serenidad. En Kapalua, Rahm remontó nueve golpes en 17 hoyos al ataque, desencadenado; en La Quinta, no podía permitirse el lujo de desesperarse ante el pelotón de oponentes que llegaban desde atrás. En el 8, otro resoplido, otro morderse la lengua: tras un salidón en el par 5 de 8, el segundo golpe con el hierro 6 bota poco antes de la bandera y con los greenes duros se le va muy larga, el largo chip es bueno pero el putt de birdie se le escapa, otra vez, por poquísimo. No quieren entrar.

Al fin cuela un birdie en el 9 para contrarrestar el que embocó Thompson desde ocho metros. Al jugador del Auburn le va la marcha. Está a un golpe de su admirado Rahm a falta de los nueve hoyos finales. De sombrerazo. Otro putt que besa el agujero se queda sin entrar en el 10. Ante todo, mucha calma. Queda un mundo. Del 11 salen los dos contentos y el duelo sigue en tensión máxima: -27 el español y -26 el yanqui.

El 13 sacude la vuelta del español, que comete su primer bogey tras un tiro malo desde el tee y marrar un putt de par a metro y pico y cuesta abajo. Tablas. El 14 era una prueba de fuego para ambos, con ventaja para Thompson, que pateó para birdie a tres metros, y falló, mientras el vasco salvó un compromiso para par de dos metros y medio. ¡Ufff! Otra vez, sí, otra vez, la bola no se alió con Jon en el 15 y lamió el hoyo. Todo quedaría resuelto en las tres últimas banderas del torneo. No podía estar más bonito. Rahm buscando su segunda victoria en el American Express y Thompson deseando estrenar su casillero. En el 16, el chico de los eagles mandó la pelota al profundo bunker de la calle y no pudo jugar a dos al green. El vasco sí tuvo esa opción, pero a punto estuvo de enviar la bola al famoso cráter. Se salvó por un pelo. Al final algo de suerte. Su rival salvó el par y él sacó un birdie a la postre definitivo. Lo celebró con el puño y un «vamos».

Amigos, pero esto no estaba resuelto aún. En la isla del 17, Rahm tenía ventaja, pero Thompson no embocó de milagro un kilométrico putt de 15 metros que se estampó con el mástil de la bandera. No daba crédito el chaval, que no quiso ni mirar el putt de birdie del español. No entró y todo se decidiría en el 18. Aun cayendo en el bunker, Rahm jugó de libro y se dio la opción de birdie, aunque no le hizo falta. El impresionante Thompson se pasó de frenada en su segundo tiro y puso en bandeja el noveno triunfo del español en el PGA después de una sufridísima ronda de golf. El que resiste, gana. Unos verbos que conjuga de maravilla el león de Barrika, el mejor jugador del mundo, diga lo que diga el ranking mundial.

Resultados finales del American Express 2023