Jon Rahm (-11) ha atravesado este sábado en el TPC Scottsdale un campo repleto de minas y ha salido indemne. Jornada áspera, incómoda y hasta desagradable que ha resuelto con una gran tarjeta de 68 golpes. Ha sacado un registro excelente en una ronda abocada a un resultado sobre par. Es así, sobre todo así, como se forjan y se identifican a los Números Uno. Es un algo especial, un instinto, una magia que distingue a los mejores de los muy buenos.
Este ejercicio superlativo de supervivencia permitirá a Jon luchar este domingo por una una nueva victoria en 2023, la tercera del año. Saldrá en la última ronda del WM Phoenix Open a dos golpes de Scottie Scheffler (-13). Parece cosa de brujería que los dos hayan entregado el mismo resultado con dos juegos tan diferentes. Casi la noche y el día. Scheffler se ha dejado golpes en el campo, mientras que Jon prácticamente no ha podido hacer una menos. En días así se distingue a los genios, cuando con muy poco son capaces de sacar petróleo.
El día empezó torcido para Jon. Cayó un bogey en el hoyo 1 tras otro golpe descontrolado con el wedge y tres putts. Sin embargo, la peor noticia no era esa, sino que pronto descubrió que la vida desde el tee iba a ser mucho menos bonita que los días previos. Cierto es que da la sensación que el TPC Scottsdale no permite a Rahm soltarse al máximo, parece como si fuera siempre con un swing de seguridad, protegiéndose principalmente del lado izquierdo. Cuando Jon es capaz de pegar al draw con naturalidad desde el tee es cuando realmente está a gusto. No es el caso esta semana.
Sin embargo, su intransferible ‘power fade’ le había funcionado mejor que bien el jueves y el viernes. Hoy, por contra, no andaba fino. Apenas ha cazado seis calles y se ha metido en verdaderos problemas. Tantos, como que en tres ocasiones se ha visto obligado en pares 4 a sacar la bola a calle sin apenas poder ganar distancia y a jugársela con el tercer golpe. Ha sido en el 5, 8 y 11. En todos ellos ha salvado el par con un tercer golpe impecable y un gran rendimiento del putt en esos compromisos claves de tres metros hacia abajo.
Ha sido un fabuloso e inspirador ejercicio de supervivencia que ha sido premiado con fuegos artificiales en el último tercio de su vuelta. Ha pegado un bombazo de salida en el 13 al centro de la calle y desde ese instante algo ha cambiado. Ha sido un fogonazo de inspiración maravillosa que se ha traducido en un birdie pateando para eagle en el 13, otro birdie en el 14 con un gran putt y uno más en el 16, embocando un tubo de doce metros que generaba el delirio en la grada. Más allá de eso, no ha estado fino en el segundo golpe del 15, ni en la salida de los hoyos 17 y 18. Terminaba recuperando en el último desde la arena para sacar otro valioso par. Hoy ha salvado cinco de cinco.
Rahm sigue metido en la pelea por la victoria tras una ronda en la que cualquier mortal habría acabado descolgado. El propio Scheffler, que ha jugado mucho más ordenado, ha visto de cerca, jugaban juntos, de lo que es capaz sin estar fino. La buena noticia es que resulta difícil imaginar dos días seguidos tan irregulares de Jon. Y Scheffler también lo sabe. Quizá por eso, aunque tiene dos golpes de ventaja, daba la sensación de que Rahm se marchaba a casa mucho más contento que él.
Sea como fuere, Jon tiene muy claro también que este domingo deberá jugar mucho mejor de tee a green si quiere tener opciones de ganar. Con el plan b se puede aguantar, se puede resistir, pero es ciencia ficción pensar en ganar a tanta estrella suelta.
Rahm está empatado en la segunda posición con el canadiense Nick Taylor, mientras que Jordan Spieth y Adam Hadwin están con -10 y Tyrrell Hatton, Xander Schauffele, Sungjae Im, Jason Day y Rickie Fowler aparecen con -9.
