Jon Rahm ha sido el primer jugador del PGA Tour en comparecer ante los medios de comunicación en 2023. Ahí queda eso. Honores. El de Barrika ha atendido este martes a los periodistas en la rueda de prensa previa al Sentry Tournament of Champions. Ha sido una intervención larga, detallada, con mil matices y donde se ha hablado mucho de su ‘pelea’ con el swing en 2022, especialmente hasta el verano, los objetivos que se quedaron sin cumplir, lo que desea para 2023…
Tres victorias, seis top 3 y 13 top 10 en 23 torneos es un balance como para no poner demasiado peros a 2022, sin embargo Rahm nunca esconde su exigencia y ambición. No estuvo mal, pero le quedaron cosas por hacer y confía en saldar la cuenta pendiente en los próximos meses. «Soy bastante ambicioso, así que no siempre voy a lograr todo lo que me propongo. En este deporte, si no ganas tanto como te gustaría, puedes interpretarlo como un mal año. Pero es difícil, el golfista más exitoso de todos los tiempos ganó el 30% de las veces ¿verdad? Así fue con Tiger. Así que es algo subjetivo, en mi opinión. Hay muchas cosas que puedes hacer para considerar que un año sea positivo. Lógicamente, quieres ganar torneos, eso está ahí. Lo único que no hice el año pasado y me gustaría haber hecho es competir mejor en los majors y darme más oportunidades. Así que ese es un objetivo para este año, ojalá ganar el segundo y darle otro más a mi país».
No se anda con rodeos. Tres días han pasado de enero y Jon lo pone ya sobre la mesa. Uno de los objetivos es ganar un Grande. Ambición y exigencia. Para ello, confía en estar más cómodo con su swing de lo que estuvo en 2022. Ahí está para Rahm la clave de por qué no estuvo algún domingo de Major con opciones de ganar. «Para quien no lo crea, luché contra mi swing la mayor parte del año. No estaba tan cómodo como en 2021 y se notaba. Así que cuando vas a un torneo en el que necesitas ser mejor en todos los aspectos, estos errores se notan», asegura.
En este sentido, Jon discrepa con una buena parte de los análisis que se hicieron el año pasado respecto a su juego, sobre todo en la primera mitad del año. «No sé la razón, realmente no lo sé, pero simplemente no lo sentía… Sencillamente, no lo sentía tan fluido como me hubiera gustado. No me di la oportunidad de ganar tantas veces como me hubiera gustado. En otoño las cosas mejoraron un poco. Sentí que estaba jugando mejor de lo que decían los resultados. Tal vez, cuando terminó la temporada del PGA Tour y me tomé un descanso, volví jugando mejor», señala.
Rahm fija la atención de lo que ocurrió el año pasado en los segundos tiros, algo de lo que, según él, no se habló. «Sinceramente, nunca me equivoco demasiado. Con la mecánica de swing que tengo, nunca hay grandes cambios. Todo el mundo hablaba de mi putt porque cogía calles y greenes, pero nadie de que en los años anteriores las dejaba más cerca, por eso mis estadísticas de putt eran malas. Es por eso que seguí diciendo que mi putt estaba bien, pero no me daba las mejores oportunidades», matiza.
Respecto a su presencia irrevocable cada año en el Sentry Tournament, Rahm tira de pragmatismo y sentido común. «Bueno, es una ventaja jugar con un field de… ¿39 jugadores? Competimos por la misma cantidad de puntos FedEx que cualquier otra semana y una bolsa de premios enorme comparada con las demás. Son bonificaciones muy grandes y sólo tienes que vencer a 38 jugadores, muchos menos que en cualquier otro evento. Creo que es fantástico que permitan que además de los ganadores de torneos estén aquí los jugadores que llegan al TOUR Championship. Tal vez podían cambiar el nombre del torneo, aunque no creo que importe mucho. Es correcto tener aquí a los mejores del año y llegar a East Lake es un logro. Por ejemplo, un jugador como Cameron Young creo que se lo ha ganado. Tenemos un field muy limitado, es un poco All Star, y puedes aprovechar para comenzar el año con buena nota».
