Si nos creemos a pies juntillas las medidas que proporciona el ‘Shot Tracker’ de la web oficial del PGA Tour, resulta que Jon Rahm (-12) ha embocado 24 metros y 38 centímetros para birdie, sólo para birdie, en la segunda jornada del Mexico Open, una sobresaliente actuación en los greenes del recorrido Norman Signature del Vidanta Vallarta Golf que, entre otras cosas, le ha permitido firmar una tarjeta de 66 golpes que afianzan su posición en lo más alto de la tabla: este viernes partía como colíder y ahora, después de 36 hoyos, ya es líder en solitario, con dos golpes de ventaja sobre Alex Smalley (-10).
Estos cerca de 25 metros se han distribuido en los ocho birdies que el español ha sumado en la segunda vuelta con putts desde todas las distancias. Los ha habido muy largos, como el de casi nueve metros que metía en el hoyo 1; de media distancia-largos, como los que enchufaba desde unos cuatro metros en los hoyos 3 y 12; de media distancia-cortos, como el de dos metros y medio del hoyo 15; o directamente cortos o muy cortos… Casi de todas las formas, maneras, tersuras y tonalidades.
Ahí va una pregunta: ¿cuántos putts, o lo que no son putts, desde más allá de tres metros de distancia ha embocado el jugador de Callaway para hacer birdie en estas dos rondas en tierras mexicanas? Exactamente seis. Insistimos: contamos sólo las acciones de birdie.
Ahí va otra: ¿cuántos putts, o lo que no son putts, desde más allá de tres metros embocó Jon para hacer birdie en las cuatro rondas del Phoenix Open? Exactamente cuatro.
Una pregunta más: ¿cuántos putts, o lo que no son putts, desde más allá de tres metros embocó Jon para hacer birdie en las cuatro rondas del Genesis en Riviera? Exactamente seis.
Y una última: ¿cuántos putts, o lo que no son putts, desde más allá de tres metros embocó Jon para hacer birdie en las cuatro rondas del Arnold Palmer de Bay Hill? Exactamente cinco.
Los datos no pueden ser más elocuentes. Las conclusiones fluyen a borbotones. En aquellas doce rondas de golf en Phoenix, Los Angeles y Orlando sumaba quince putts o acciones de birdie desde más allá de tres metros; aquí, en Mexico, ya lleva seis en solo dos vueltas.
El jugador español, de hecho, no ha mostrado en la segunda vuelta un golf tan pulcro como el del jueves, entre otras cosas porque las condiciones de juego eran más ásperas, con mucho más viento que el que se encontró en el turno matutino de la primera ronda. No es extraño, por tanto, que al acabar la ronda haya reconocido sentirse mucho más satisfecho por este 66 que por aquel 64. Le han caído los primeros bogeys de la semana, hasta tres, pero los ha ahogado en un emparedado de birdies. No le demos muchas más vueltas. En Phoenix, igual que en Riviera o en Bay Hill (igual también que en el THE PLAYERS, por cierto), cuando el juego de tee a green no era casi perfecto, los problemas se le multiplicaban por dos o por tres y le resultaba muy complicado asomarse a las primeras posiciones. Eran otros campos, otros greenes, otras situaciones de juego, otro rango de torneos, de acuerdo, pero a veces las cosas son tan sencillas como parecen.
Jon es hoy más líder. Templa y manda. Pero casi no hace falta señalar que le espera un duro trabajo durante el fin de semana, entre otras cosas porque mantener tal nivel de conversión en los greenes, desde todas las distancias, es muy complicado. Por nombre y trayectoria, Patrick Reed (-9) y Cameron Champ (-9) se presentan ahora mismo como sus principales rivales.
Rafa Cabrera Bello (+3), por su parte, se ha quedado lejos de la línea del corte. Necesitaba una gran remontada, una ronda de golf eléctrica, pero dejaba escapar muy buenas oportunidades de birdie por los primeros nueve y su notable reacción por la segunda mitad del recorrido (tres birdies en este tramo) se quedaba demasiado corta.
