Justin Thomas puede dar buena fe de que el golf es una despiadada montaña rusa. El norteamericano tocó el cielo hace apenas trece días cuando rubricó una tarjeta de 63 golpes en la tercera ronda del US Open en Erin Hills. Segundo 63 de la historia en el US Open y primer nueve bajo par. La vuelta se metía por derecho propio en los anales del torneo y él, de paso, se colocaba líder a falta de 18 hoyos… Todo felicidad.
A partir de ese momento, la vagoneta del golfista de Kentucky marcha hacia abajo. Una indigestión en toda regla. Primero el mismo domingo del US Open, con una vuelta de 75 golpes; después en el Travelers, fallando el corte con dos vueltas de 73 y 72; y ahora en el estreno del Quicken Loans National que empezó ayer en Potomac. Ronda de 74 golpes (+4) y corte más que en riesgo.
Es decir, desde que hizo 63 en el US Open, ha jugado cuatro rondas y la mejor de ellas ha sido nueve golpes por encima de aquella mítica en Erin Hills. Cualquiera diría que no le sentó demasiado bien colarse en la historia, pero claro, ya está más que repetido, así es el golf, con sus momentos de máxima brillantez y otros de absoluta desconexión. A poco que te despistes, te abofetea.
En cuanto a la primera ronda del Quicken Loans, el líder en solitario es el sueco David Lingmerth (-5). Hay catorce jugadores separados únicamente por dos golpes. Entre ellos están Marc Leishman (-4), Patrick Reed (-3), Bryson DeChambeau (-3) y Geoff Ogilvy (-3). Rickie Fowler ha empezado con el PAR y la otra gran sorpresa negativa ha sido la de Si Woo Kim, ganador del THE PLAYERS y candidato a ganar el US Open el domingo, que empezó con +9 cerrando la clasificación.