Nunca lo sabremos pero podríamos apostar fuerte a que hace justo un año Jason Kokrak no habría pegado el golpe que ejecutó hoy en el hoyo 15. Situamos la acción. Par 3 corto del Memorial Park de Houston. Unos 140 metros con agua frontal. La bandera está corta, tentadora, pero peligrosa. Si buscas el birdie puedes encontrar la recompensa, pero también te puedes meter un chapuzón de campeonato. Buena bandera.
Kokrak pega un tirazo. El mejor de los últimos partidos del Hewlett Packard Enterprise Houston Open. Pone la bola a la altura de la bandera, pleno de control, a menos de dos metros del agujero. Opción de birdie excepcional que no deja escapar. Justo ahí, en ese instante, caza el liderato por primera vez el domingo. Su birdie coincide con un bogey de Martin Trainer en el hoyo 14.
Kokrak hace un birdie más en el hoyo 16, su cuarto consecutivo, y asesta un golpe definitivo al torneo. Desde el mismo tee, mismo golpe, misma distancia, mismo par 3… MartinTrainer, que llega colíder a ese hoyo, la manda larga, sin querer saber nada de la bandera, y se deja un putt de casi 26 metros. Desde el mismo tee, mismo golpe, misma distancia, Kevin Tway se deja un putt de casi. 20 metros. Es la moraleja del torneo en un solo golpe. Es la moraleja del golf de competición.
Hace un año, Jason Kokrak, seguramente, jamás lo podremos demostrar, habría dejado su bola muy cerca de Tway y Trainer. Hace un año Kokrak no tenía ninguna victoria en el PGA Tour. Hoy tiene tres, está colocado en el puesto 22º del ranking mundial y no se metió por poco en la pasada Ryder Cup de Whistling Straits. Es otro jugador, pleno de confianza y determinación. Una confianza y determinación que no pueden tener Trainer y Tway, a los que un top ten, y qué decir de un quinto y un segundo puesto, su resultado final en Houston, les puede salvar la temporada. No, no se juega igual cuando vas con el agua al cuello para salvar la tarjeta que cuando buscas la victoria porque la tarjeta hace tiempo que dejó de preocuparte. Cuándo y cómo se da ese salto en la carrera de un jugador es el misterio más maravilloso de este deporte y no hay fórmula matemática que lo desentrañe.
Un salto diferente es el que tendrá que seguir buscando Scottie Scheffler. No, el no piensa en mantener la tarjeta cuando juega al golf, pero aún no ha encontrado la llave que abre la puerta de los trofeos. Sigue buscando. Hoy salió como líder y volvió a quedarse con la miel en los labios. Cuando reaccionó ya era tarde. Le habían comido la tostada. Acabó segundo, pero a Scheffler, al contrario que Tway o Trainer, le vale de poco… Él sí tiró a bandera en el hoyo 15. Hoy le volvió a salir rana su intento de victoria, pero la lógica dice que pronto acabará encontrando su primer triunfo en el PGA Tour y cuando lo consiga quién sabe si no terminará sumando tres en menos de un año como Kokrak. Es probable. Son moralejas.
