Brendon Todd, golfista estadounidense de 34 años de edad, conquistó la pasada madrugada la primera edición del Bermuda Championship, torneo del PGA Tour que coincidía en el calendario con el WGC HSBC Champions y en el que, lógicamente, el nivel de participación estaba muy por debajo de lo que suele ser habitual en cualquier prueba del circuito estadounidense.
Fue la sexta victoria como profesional para Todd y la segunda que logra en el PGA Tour, donde ha tenido que esperar nada menos que 1.996 días para volver a levantar un trofeo. Su primer y hasta ayer único triunfo en el circuito había sido el HP Byron Nelson Championship, en mayo del 2014, donde se impuso con dos golpes de ventaja sobre Mike Weir.
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La de Todd es, sin duda, una historia de perseverancia. Desde el año 2016 hasta el 2018 disputó 41 torneos y en nada menos que 37 se quedó fuera del corte. Hace apenas nueve meses, en febrero de este año, Brendon ocupaba una discretísima posición en el ranking mundial de golf, fuera de los 2.000 mejores jugadores del planeta. Pero siguió insistiendo una y otra vez hasta lograr su objetivo.
En la temporada 2019-20, recién comenzada, falló de manera consecutiva los cortes del A Military Tribute at the Greenbrier, Sanderson Farms Championship, Safeway Open y Shriners Hospitals for Children Open. En el Houston Open, hace algo menos de un mes, empezó a ver la luz, con un 28º puesto empatado. Y este domingo, el golf volvió a sonreírle.
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Firmó una última ronda de 62 golpes, con nueve birdies, para remontar en la clasificación e imponerse con cuatro golpes de ventaja. Fue 10º del torneo el greenes en regulación y cuarto en distancia media con el driver, recuperando su mejor juego. En el 2016, por ejemplo, falló 23 de 25 cortes y fue el 184º de 185 jugadores del PGA Tour en golpes ganados de tee a green por ronda. Una estadística terrible para cualquier profesional.
«Hace un año no estaba seguro de si iba a seguir jugando al golf», reconoció Todd tras lograr la victoria ayer. «Es realmente especial haber logrado este triunfo tan pronto. No sé qué me estaba pasando durante tanto tiempo a la hora de golpear la bola. Cada vez que jugaba con un hierro 4 o una madera 3 la bola se me iba 50 yardas a la derecha. Sabía por qué, pero no era capaz de solucionarlo. Y cuando fallas tanto, vas de doble bogey en doble bogey y así es imposible…». Parece que, por suerte, sus problemas son historia.
