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La lección que Rahm aprendió en los Majors el año pasado

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Jon Rahm. © Golffile | Ken Murray
Jon Rahm. © Golffile | Ken Murray

Jon Rahm siempre aprende. Es una obsesión natural. No sale de un torneo sin algo que llevarse a la boca. O a la cabeza, en este caso. Analiza en frío, comparte con su equipo y asimila. Y progresa. Por eso, es muy interesante indagar en lo que ha aprendido cada semana, mucho más cuando se trata de hacer balance de un año completo.

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Esta misma semana, en Hawái, en la previa del Sentry Tournament of Champions, ha comentado un aspecto muy interesante sobre lo que aprendió en 2019 cuando estuvo metido en la pelea por los Grandes en particular y las citas importantes en general. El de Barrika ha afirmado en declaraciones servidas por el PGA Tour que “el año pasado me encontré en situaciones en las que no me había encontrado en torneos importantes. La lección es que cuando estás bajo presión hay que hacer todo un poquito más despacio”.

No es fácil encontrar reflexiones tan concretas y que puedan llevarse a la práctica cuando hablamos de grandes campeones, de ahí que esta idea de Rahm sea especialmente relevante. Cualquiera en nuestro día a día puede llevarla a cabo. Además, Jon no es el primer golfista que esgrime este mantra.

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El mítico Cary Middlecoff, campeón de un Masters y dos US Open desvelaba una anécdota en un reportaje del New York Times de los años setenta. Se le preguntaba a grandes campeones sobre su secreto para mantener la calma bajo presión. Middlecoff contó que en una ocasión, camino de un torneo, compartía el coche con Fred Hawkins y George Knudson. Se disputaba la última ronda y Knudson, que era líder, conducía. Estaban aún muy lejos del campo y, sin embargo, “George iba con la música puesta y a unos tres kilómetros por hora. Entonces, Fred saltó y le dijo, vamos hombre, a este ritmo vamos a llegar nunca. George lo miró a través de sus gafas negras de sol y le respondió: esta es mi manera de hacerlo, hay que enfriar el momento. Lo empecé a pensar anoche. George hizo 65 golpes y ganó el torneo”.

Algo parecido se cuenta sobre Byron Nelson en el libro ‘How Good do you want to be?’. Allí se cuenta que Nelson explicaba que para tener un ritmo pausado de swing era importante hacer todas las cosas de tu vida lentas. Él confesaba que incluso se afeitaba muy despacio.

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En cuanto a los objetivos para el nuevo año, Rahm no es amigo de compartirlos de manera pública. Los tiene y los apunta, pero se los queda para él. Sí es un secreto a voces que el Número 1 está en su punto de mira, aunque como siempre repite, sin obsesiones… “El número uno del mundo está siempre en mente. Hay que querer llegar, pero también hay que entender que no es que ganes un torneo y te haces número uno. Es una consecuencia del buen juego y eso es lo que hay que hacer, jugar bien y punto”.

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