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La semana que cambió la vida de Gonzalo Fernández Castaño

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Gonzalo Fernández Castaño y Tiger Woods
Gonzalo Fernández Castaño y Tiger Woods

Fue en Bay Hill una semana de tornado. Gonzalo Fernández Castaño jugó el torneo con una invitación y acabó tercero. Justo ahí, ese lunes de marzo, se le abrieron las puertas del PGA Tour y su vida dio un giro inesperado.

Viajamos al año 2013. Gonzalo había empezado muy bien el año. Fue vigésimo en el Volvo Golf Champions, noveno en Abu Dhabi, decimosexto en Qatar, noveno en el Match Play Championship y 43º en el Campeonato del Mundo de Doral. Salió del campo, que entonces aún no era propiedad de Donald Trump, en el puesto 31 del ranking mundial y con una invitación bajo el brazo para jugar el Arnold Palmer Invitational.

Aquella semana en Bay Hill quedaría para siempre grabada a fuego en su memoria, y no sólo porque terminó tercero, hasta la fecha el mejor resultado de un español en este campo de Florida y que después igualó Rafa Cabrera Bello en 2018, sino por todo lo que vivió, especialmente en la tercera jornada…

«Mi semana en Bay Hill estuvo muy bien. Los dos primeros días jugué con Robert Gamez, que es un personaje, y luego el sábado me tocó con Tiger Woods, en su mejor momento, creo que ese año ganó cinco veces y moló bastante jugar con él», asegura a Ten Golf. Aquí añadimos nosotros que en aquella tercera jornada el madrileño le dio una muy buena réplica a Woods. El gigante de Cypress firmó 66 golpes, su mejor ronda de la semana y que a la postre resultó decisiva para su victoria final, mientras que Gonzalo hizo 68.

Los buenos recuerdos de Gonzalo van más allá del asunto profesional. «Estaban Alicia (su mujer) y los dos niños mayores. Se vinieron al torneo y nos quedamos la semana siguiente en Disneyworld», señala. Quién les iba a decir en el momento de planear su viaje que durante los años siguientes iban a vivir a menos de cuatro horas en coche del parque temático más famoso del mundo.

Gonzalo rubricó una espléndida tercera posición, aunque todavía le escuecen esos putts que se le escaparon en al última jornada del torneo y que le habrían permitido acabar aún más arriba, quién sabe si incluso peleando cara a cara con Tiger por el triunfo. «El domingo había amenaza de tornado y así fue, se cumplió, en el hoyo 3 llegó el tornado, volaron las carpas y tuvimos que acabar el lunes. Jugué bastante bien, pero en los nueve segundos se me enfrió el putt, fallé uno muy corto en el 14, fallé putt para birdie en el 16 y 17 y cayeron tres putts en el 18. Fue un mal final, pero terminé muy contento con la semana. Aquello le dio un giro a mi vida. De allí al PGA Tour y de allí a vivir en América», subraya.

El viaje al PGA Tour se cimentó en Bay Hill y se remató en el US Open de Merion, donde logró una valiosa décima plaza que le sirvió para amarrar la tarjeta. Curiosamente, después de aquella tercera plaza en Bay Hill, Gonzalo alcanzó el que ha sido hasta hoy su mejor puesto en el ranking mundial: 27º.

Si alguien puede hablar con propiedad de Bay Hill, sus dificultades y cómo afrontarlo es Gonzalo. El madrileño tiene claro el plan que hay que llevar para tener una buena semana. «Lo intentan preparar siempre con bastante rough. Estar en calle es un premio importante. Tiene greenes estrechos y están bien protegidos por agua. Es uno de los grandes campos del PGA Tour y de los pocos donde hay bastante rough. Es exigente desde el tee porque al rough hay que unir los dog legs y ya se sabe que esa combinación no es nada agradable», puntualiza.

Gonzalo se encuentra esta semana disputando su primer torneo del año en el DP World Tour. Juega el Magical Kenya Open.