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Las decisiones valientes de Molinari y Tiger

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Tiger Woods.
Tiger Woods.

Francesco Molinari (-13) y Tiger Woods (-7) arrancaron la semana en el Quicken Loans National tras tomar dos decisiones difíciles. El italiano renunciaba a disputar el Open de Francia y el americano cambiaba de putter. En cierto modo se la jugaban.

Francesco tiene mucho peso en el European Tour, pero no es una súper estrella, y su gesto podía ser entendido como un feo hacia el circuito y, sobre todo, a la Ryder Cup. Obviamente, tiene pie y medio en el equipo con su victoria en el BMW PGA Championship, pero su presencia no está totalmente asegurada.

Lo fácil habría sido jugar en París, hacer piña, saludar a Thomas Bjorn, dejarse ver en las fotos Ryder y, además, pelear por el triunfo en un campo que le va como anillo al dedo. Sin embargo, tomó el camino difícil, incómodo, a contracorriente. Se encuentra en una situación difícil en la FedEX Cup (está el 123º y se clasifican 125 para los playoffs de la FedEx Cup) y necesita puntos para salvar la tarjeta americana. Por eso renunció a Francia por jugar el Quicken Loans.

Francesco Molinari.
Francesco Molinari.

Molinari fue valiente y le está saliendo bien. A falta de 18 hoyos lidera el torneo en Maryland con un golf de alta escuela. En cierto modo también está jugando en Francia esta semana. Su despliegue está siendo inmenso. En 54 hoyos ha cometido sólo dos bogeys y ha fallado seis greenes. Imposible no pensar que en París estaría para ganar. Se ha perdido la gran fiesta preparatoria de la Ryder, pero de alguna manera está lanzando el mensaje de que cuando empiece la música de verdad, él va a estar allí.

Francesco comparte la primera posición del Quicken Loans con el mexicano Abraham Ancer. Ambos están con -13 y tienen dos golpes de ventaja sobre Zac Blair y Ryan Armour. Curiosamente, ni Molinari ni Ancer, que ayer firmó la vuelta más baja de su carrera en el PGA Tour (62 golpes), han ganado nunca en Estados Unidos. La decisión de quedarse al otro lado del charco le colocó en el ojo del huracán y ahora, si gana, resulta que puede salir más fortalecido que incluso venciendo en Francia y con la tarjeta del PGA Tour asegurada. A veces las decisiones más difíciles, también son las mejores.

Tiger Woods, por su parte, cambió de putter a principios de semana. Se quedaba desnudo. Otra decisión valiente. El pateador más fiable de la historia admitía abiertamente que tenía un problema en los greenes y tomaba una decisión difícil. Aparcaba el modelo de putter que más gloria le ha dado. Su fiel amigo al que sólo una vez en dos décadas dejó en el banquillo. En cierto modo se lanzaba al vacío. Siempre podía volver al modelo anterior si el experimento no salía bien, pero sabía que sería a costa de perder aún más confianza.

A Tiger Woods no le engañaba el algodón…

De momento, no se puede decir que la decisión le haya salido de cine a Tiger, pero tampoco mal. Está décimo en el Quicken Loans, aún con alguna opción de victoria, a seis golpes de Molinari y Ancer. Ha tenido de todo con el nuevo putter. El jueves fue un mal día, el viernes fue extraordinario y ayer vivió dos partes muy distintas. Rugió como hacía tiempo que no se escuchaba en los primeros nueve, con cuatro birdies seguidos entre los hoyos 4 y 7, y uno más en el 9 que lo colocaba a un golpe del liderato. Fue un momento Tiger, con el público enloquecido.

Sin embargo, en los segundos nueve se quedó frío. Ya no metió ninguno más. Se le escaparon hasta cuatro opciones de menos de tres metros. No es la primera vez que le pasa a Tiger. Justo cuando más cerca está del liderato, de volver a ganar, algo pasa, algo se desenchufa, las manos no se mueven con la misma libertad. Es el síndrome del gran campeón que hace tiempo que no gana y que ya describió con palmaria claridad otro gran grandísimo campeón como Jack Nicklaus.

VÍDEO: El chip hecho obra de arte por Tiger Woods

Woods siente que aún tiene alguna opción de ganar. Sigue estando cerca, pero le falta el paso más difícil. Veremos si es capaz de darlo este domingo. Por lo pronto, pide que no rieguen mucho los greenes, que los dejen secos y duros. Tiger quiere un TPC Potomac difícil porque así será menos complicado recuperar seis golpes. Seguramente, lo mismo que quiere Molinari. Veremos que decisión toma el PGA Tour.

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