“Odio fallar el corte. Este año he fallado muchos y no es divertido”. Lo decía ayer Akshay Bhatia después de terminar la segunda ronda del Valero Texas Open que lo iba a reafirmar y confirmar como líder en solitario y destacadísimo. Hoy, sábado, saldrá a defender o a incrementar esa ventaja de cinco golpes que ahora mismo tiene sobre sus inmediatos perseguidores, Russell Henley, Brendon Todd y Denny McCarthy; y la de seis que tiene con Rory McIlroy…
Es cierto, este año ha fallado muchos cortes. Seguramente demasiados para un jugador que aspire a ser un habitual del top 50 mundial, lugar donde se reparten las llaves que abren las puertas de los Grandes (hasta la fecha sólo ha jugado uno, el US Open de 2021). En 2024 había jugado ya nueve torneos antes de llegar esta semana a San Antonio, fallando hasta cuatro cortes, la mitad si tenemos en cuenta que el Sentry no tiene.
Bhatia es un recién llegado a la élite, realmente. Cumplió el pasado mes de enero 22 años y ni siquiera ha jugado cien torneos valederos para el ranking mundial. Su golf eléctrico engancha, es evidente que se trata de un jugador especial, distinto, pero necesita ganar en consistencia. Por eso, su vuelta de ayer (70 golpes) casi le dejaba más satisfecho que el 63 del jueves, ya que se vio capaz de arreglar la jornada y de vencer al campo sin sus mejores sensaciones.
Akshay siempre ha fallado muchos cortes. Hasta la fecha ha jugado 85 torneos valederos para el ranking mundial en su carrera y ha fallado 37 cortes, cerca de la mitad (43,52 por ciento). Y se ha dado cuenta, según parece, de que la consistencia en el juego también pasa por lo que ocurra al otro lado de las cuerdas, cuando ya no se está jugando o compitiendo.
De hecho, En los últimos tiempos está trabajando una manera distinta de pensar, de analizar, sobre todo cuando no está en el campo: “Hablar mejor conmigo mismo hace la diferencia. Aprender a manejar ciertas cosas fuera del campo de golf me está ayudando. Aquí es donde realmente he visto el crecimiento en las últimas semanas, simplemente tratando de hacer mejor las cosas fuera del campo de golf. Estoy aprendiendo mentalmente a ver cada día como una experiencia de aprendizaje y dejar de castigarme por no ganar”, señalaba.
Le espera un fin de semana muy estresante, porque ya se ha situado a las puertas de todo un Masters de Augusta, que sería el segundo Grande en su carrera. En el campo de golf ya ha demostrado suficientemente que tiene el juego para destacar, para ser de los mejores. Y fuera del campo anda enfrascado en el proceso mental que de verdad puede hacer de él un aspirante a todo. La juventud juega a su favor. Y la determinación. De esto anda sobrado: tiene muy claro que no ha llegado hasta aquí para ser un actor secundario.