Patrick Reed ha vivido una auténtica pesadilla en las dos últimas semanas. El golfista norteamericano abandonó el Northern Trust, primer playoff de la FedEx Cup, el jueves e ingresó directamente en un hospital con un cuadro diagnóstico grave de neumonía bilateral en ambos pulmones. Lo ha pasado muy mal e incluso ha llegado a temer por su vida. En algún momento pensó, mientras estaba ingresado en urgencias, que igual no volvía a ver a sus hijos y a su mujer.
«Lo más aterrador de todo fue que la neumonía estaba localizada en los lóbulos inferiores de los pulmones, que es lo que más muertes produce. Estuve bajo vigilancia intensiva los primeros días. Ni siquiera llegaron a hacer un test para saber si tenía Covid, no hacía falta, centraron sus esfuerzos en tratar de limpiar y recuperar mis pulmones porque la situación era grave», explicó.
Los dos primeros días los médicos no se andaron con muchos rodeos. «Me dijeron que me mantuviera en contacto y escribiera a mis familiares y amigos, que hablara con ellos porque nunca se sabe lo que puede pasar. No, no estaba en una buena situación. Fue un momento muy oscuro. Sólo pensaba en que no iba a poder despedirme de mis hijos, ni de mi mujer, ni darles un abrazo…», señala.
Por suerte, Reed respondió bien al tratamiento y se fue recuperando. Aún le falta para estar en su mejor momento, pero que le quiten lo bailao. «La enfermedad me golpeó como un ladrillo de un día para otro. Estaba bien y al día siguiente no podía respirar… Por suerte me encuentro ya mucho mejor, no tengo todavía le velocidad de antes ni la fuerza, pero voy a poco a poco. Que me dejaran viajar el lunes para venir a jugar el Tour Championship fue la mejor noticia de todas, porque significaba que me encontraba mejor y podía soportar la presión del avión», recalca.
En cuanto a la Ryder Cup, Reed no está por la labor de perderse el enfrentamiento contra Europa. Incluso le ha hecho alguna demostración en vivo a Stricker. «Vino a verme al hoyo 9 de mi jornada de prácticas el miércoles y pegué un híbrido a tres metros del hoyo y la metí. Se lo dediqué. No tengo ninguna duda de que estar a tope para la Ryder Cup. No me lo perdería por nada del mundo. No juego desde Memphis y he empezado aquí con una vuelta de 72 golpes. El juego corto siempre está ahí y me ha salvado», remató.
