Ludvig Aberg ha desvelado esta semana que ha rechazado dos ofertas de LIV Golf en menos de nueve meses. La primera fue en febrero, cuando aún era amateur y poco antes de hacerse profesional. La segunda se produjo en noviembre, unos días después de ganar el RSM Classic del PGA Tour. La decisión de no acudir a la llamada del circuito saudí se produjo porque, según sus propias palabras, «nos dimos cuentas que potencialmente podría quemar muchos puentes y eso no me interesaba».
Aberg, sin duda la irrupción más importante en el golf mundial en 2023, ha confesado que no le mueve el dinero, al menos de momento. «En la oferta que me hicieron había bastante cosas negativas, lo cual no es bueno. Nos dimos cuenta de que potencialmente podría quemar muchos puentes, y eso no me interesaba. Cuando miro atrás, estoy muy seguro de la decisión que tomé. Nunca perseguiré el dinero; lo que hago es competir. Hice lo correcto». Unas palabras, pronunciadas a Eurosport, que inevitablemente recuerdan bastante al discurso que mantenía el propio Jon Rahm antes de aceptar la oferta saudí.
Aberg ha explicado que en estos momentos de su carrera «quiero jugar contra los mejores porque soy una persona competitiva y me gusta competir contra los mejores jugadores. Por desgracia, no parece que pueda ser así en este momento, ya que el golf está fracturado». El talentoso golfista nórdico también confía en que se pueda alcanzar un acuerdo en el futuro que devuelva la unión al golf mundial.
De nuevo, y recordando a Rahm, ha hablado de tradiciones e historia al referirse al circuito estadounidense. «Cuando miro el PGA Tour y las competiciones que hay allí, hay mucha historia. Y eso es lo que me gusta, eso es lo que busco. Pero luego hay que respetar las decisiones de todos».
Obviamente, habría que ver si Aberg pensaría lo mismo en el caso de que le aseguren los Grandes para los próximos años, un aspecto que sin duda ha pesado de manera notable en la decisión de Rahm de marcharse a LIV Golf.
