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Un cambio clave en el equipamiento

McIlroy desvela cuándo y por qué fue el punto de inflexión de su año

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Rory McIlroy
Rory McIlroy. (© Golffile | Eoin Clarke)

Rory McIlroy salió del Valero Texas Open con los cables cruzados y fallando el corte. En ese momento no sabía muy bien la razón, pero tenía claro que había algo en su juego que no carburaba. Se volvió loco con el viento de San Antonio y las distancias. No tenía ningún control de lo que iba a hacer su bola, especialmente cuando las rachas de aire apretaban.

A la semana siguiente se jugaba el Masters y en el campo de prácticas del Augusta National se le encendió una bombilla. Un poco por casualidad, como suele ocurrir con los grandes inventos de la humanidad. Empezó a pegar unas bolas Titlleist ProV1s. Estaban allí, en la zona de prácticas, y no son las suyas. De pronto sintió algo distinto y especial. «Me gustó mucho desde el primer golpe. Era otra cosa», ha explicado en una entrevista al Irish Independent.

Después de esa prueba casual, jugó la primera ronda del Masters y tras firmar la tarjeta se fue directo al camión de TaylorMade, su marca. Le dijo a los expertos de material que no volvía a jugar la bola que había usado en esa primera ronda, la que venía usando desde hacía meses. Era la TaylorMade TP5. McIlroy ha explicado que en condiciones normales no le daba demasiado problemas, pero en cuanto saltaba el viento perdía completamente el control. Fue ahí, al probar la Titleist, cuando se dio cuenta de que sus problemas venían por la bola. O al menos él estaba convencido de ello.

Los empleados de TaylorMade se pusieron manos a la obra para encontrar la bola con la que su buque insignia estuviera contento y a gusto. Y la encontraron. Le ofrecieron la TP5x de 2019. Mano de santo. «Hay algunas estadísticas al respecto: antes de Augusta estaba en el puesto 207 del PGA Tour en los tiros de 125 yardas hacia abajo; y desde Augusta estoy el número uno», explica.

A partir de ese cambio, McIlroy fue segundo en el Masters y ha jugado 16 torneos quedando únicamente fuera del top 10 en tres ocasiones. Además, ha ganado tres torneos: Canadá, Tour Championship y CJ Cup. Por supuesto, ha sido campeón de la FedEx Cup y de la Race to Dubai y ha terminado el año como Número Uno del mundo. El propio McIlroy lo definió como el punto de inflexión. «Fue un cambio enorme en la víspera de Augusta, pero acabó siendo lo mejor que hice este año», señala.