¿Cómo puede ser que el número 1706 del ranking mundial pueda ser el gran protagonista del PGA Tour esta semana cuando en el RBC Heritage tenemos a una muy buena parte de los mejores del mundo? Pues la respuesta es muy simple. Su historia no tiene desperdicio.
Se llama Morgan Hoffman, de 32 años, no juega un torneo del PGA Tour desde el Shriners Hospitals for Children de 2019. Es decir, han pasado más de dos años. En este tiempo, el norteamericano ha estado fundamentalmente en Costa Rica realizando un viaje espiritual y sanador. Encontró refugió en la medicina alternativa buscando soluciones a una atrofia muscular que le fue diagnosticada en 2017 y que hundió su prometedora carrera.
Hoffman llegó a ser el número 84 del ranking mundial en 2015. Entonces tenía 25 años y su nombre sonaba con fuerza como una de las grandes promesas del golf norteamericano. Tuvo una muy buena carrera amateur en Oklahoma State y destacó muy pronto en el Korn Ferry Tour, logrando dos victorias,
Su salto al PGA Tour fue también muy bueno. Mantuvo siempre la tarjeta y coqueteó con la victoria en varias ocasiones, la más próxima en el Honda Classic de 2017, cuando terminó en la segunda posición, sólo por detrás de Rickie Fowler. A partir de ahí vinieron los problemas físicos y no volvió a levantar cabeza.
Consultó con mil especialistas que no terminaron de encontrar la raíz ni la solución a sus problemas. Siguió jugando al golf, pero ya no tenía el nivel de antaño. Iba perdiendo fuerza y energía y, en consecuencia, capacidad competitiva. En 2019 jugó 15 torneos y paró. No podía más. Colgó los palos y empezó a buscar alternativas lejos de los ‘canales comerciales’.
Hoffman estuvo en Nepal y acabó en Costa Rica. Ahí se ha embarcado en un proyecto personal basado en la medicina natural y en el consumo de algunas drogas psicodélicas que le están ayudando, asegura él, a mejorar tanto física como espiritualmente. Está conociendo otras dimensiones de la vida y, sobre todo, se está recuperando físicamente.
Su evolución de dos años ha sido buena, hasta el punto de que ya se siente con la capacidad necesaria para volver a competir. Lo hace esta semana en el RBC Heritage. Tiene tres torneos por delante para sumar el dinero suficiente que hizo falta en su última temporada en el PGA Tour para mantener la tarjeta.
En cualquier caso, Hoffman no piensa ahora mismo tanto en eso como en volver a disfrutar. «Esta semana no se trata tanto de competir como de divertirme, volver a ver a viejos amigos y comprobar dónde estoy. Tengo menos presión que nunca por jugar al golf», explicó.
