Phil Mickelson (-7) anda ya cerca de cumplir los 51. Lo hará el mes que viene. Lo que no quita para que todavía pueda darse (y brindarnos) lujos como el de liderar un torneazo como el Wells Fargo y en un campazo como el del Quail Hollow Club (Charlotte, Carolina del Norte), después de entregar un 64 y de, entre otras cosas, burlarse de la famosa ‘milla verde’ (hoyos 16, 17 y 18), uno de los tramos más exigentes y retadores del circuito estadounidense, haciendo dos birdies en tal encrucijada como el que oye llover. Uno de ellos, el del hoyo 18, muy al estilo Mickelson, pegando el segundo golpe desde fuera de posición.
Jon sucumbe en los alrededores de los greenes de Quail Hollow
Palabras mayores serían, se supone, que el veterano californiano, ganador ya de dos torneos en el PGA Tour Champions hace unos meses, llevara esta aventura a buen puerto el próximo domingo. Pero seguro que le quedan conejos en la chistera, así que mejor será sentarse a esperar. Y a disfrutar. Esto último, lo de disfrutar, como casi siempre que ‘Lefty’ anda por medio.
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¿Es posible imaginar una previa del US Open, el próximo mes de junio, sin que nos preguntemos todos si Phil Mickelson será al fin capaz de ganarlo (seis segundos puestos lo contemplan en este torneo), para completar un merecidísimo Grand Slam, distinción de la que sólo pueden presumir Sarazen, Hogan, Player, Nicklaus y Woods? Desde 1990 sólo se perdió la edición de 1993 (no se clasificó) y la de 2017 (por la graduación de su hija). Una verdadera y maravillosa prueba de excelencia y regularidad. Ahora mismo estaría fuera, aunque afortunadamente la USGA se reserva oficialmente en su reglamento la posibilidad de conceder alguna exención especial, que por supuesto no siempre utiliza. Por aclamación popular, debería hacer uso de tal posibilidad a favor de Mickelson este año, puesto que además el US Open se disputa en su tierra (Torrey Pines, San Diego). Que cada cual haga sus conjeturas y vaticinios al respecto. Por si acaso, Phil va a tratar de ganarse una plaza por méritos propios, porque es seguro, podemos garantizarlo, que él todavía maneja seriamente la opción de cerrar el Grand Slam… Así funciona su mente calenturienta.
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Afortunadamente, sí esta asegurada su presencia dentro de dos semanas en el PGA Championship, segundo Grande de la temporada. También sería raro no tenerlo en Kiawah Island, puesto que el mozalbete ha disputado las últimas 28 ediciones de este torneo sin faltar a una sola, desde 1993 hasta 2020.
La primera ronda del Wells Fargo también nos ha dejado otra actuación más bien tibia (tirando a fría) de Rory McIlroy (+1), que tampoco ha conseguido mostrar la mejor versión en uno de sus campos preferidos. Bryson DeChambeau (-1), por su parte, ha dado alguna de cal y otras de arena, pero con victoria final sobre Quail Hollow.
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En cuanto a los dos españoles, Rafa Cabrera Bello (+3) y Jon Rahm (+5), que han sufrido lo suyo en el arranque del torneo, se puede apuntar una vez finalizada la primera ronda que el +1 estaba entrando en el corte en la recta final del día y que por tanto mañana podría incluso irse hasta +2, dependiendo de las condiciones. Al respecto, cabe señalar que el parte meteorológico de mañana, viernes, anuncia una tarde más movida por el viento, con rachas que incluso podrían superar los 25 kilómetros por hora. Ellos, Jon y Rafa, juegan precisamente por la tarde, así que en principio no son buenas noticias para ellos, si bien el corte podría establecerse realmente en un registro claramente sobre el par. Van a necesitar, en todo caso, una potente reacción.
